Los saqueos se multiplican ante la falta de alimentos. Pero ahora ha surgido otra amenaza a la ya precaria estabilidad económica: los trabajadores petroleros, insospechables de militancia opositora, han hecho conocer su decisión de tomar “acciones contundentes” contra el Gobierno.
En las diferentes plantas del territorio nacional de la principal empresa petrolera de Venezuela, los trabajadores realizan protestas y asambleas todos los días exigiendo la inmediata aprobación de la convención colectiva, el aumento significativo del salario y la renuncia del dirigente sindicalista de Pdvsa, Wills Rangel, pieza clave del régimen en esos sindicatos.
El secretario general del Sindicato de Profesionales y Técnicos de la Federación de Trabajadores Petroleros de Venezuela, Iván Freites, sentenció que las protestas de los trabajadores petroleros impactan de forma nacional y han obtenido el apoyo de diferentes sectores sociales, lo cual podría llevar a una “gran acción nacional” por “el rescate de la democracia, la libertad, el salario y el bienestar de nuestras familias”.
Esto configura un cuadro de extrema gravedad considerando que, si bien la producción petrolera ha venido disminuyendo dramáticamente, es la “gallina de los huevos de oro” que aún sigue poniendo para las arcas públicas.
Mientras tanto el diálogo en República Dominicana entre representantes del gobierno y de la oposición no aporta aliento: trascendió que el primero se empeña en que la Asamblea Nacional Constituyente -inconstitucional- sea ampliamente reconocida para acceder a la petición opositora de realizar elecciones limpias. La Iglesia ha solicitado, públicamente, la participación de observadores internacionales. Pero, hasta ahora, el juego sigue trancado y una nueva ronda se fijó para finales de la semana entrante.
El opositor Jorge Roig, participante en las negociaciones escribió: “Es impensable que la MUD reconozca a la ANC. Se perdería lo poco que se tiene en apoyo internacional. Nadie se suicida en primavera”.
Julio Borges, presidente del parlamento, informó: “No podemos decir que se ha cerrado el camino hacia una solución. Más vale mantenernos con nuestras posiciones firmes que buscar soluciones improvisadas o fáciles, hay nudos que tenemos que resolver”.
Colette Capirles, asesora del grupo opositor recordó: “Todos los procesos de negociación son difíciles. pero éste, que involucra la defensa de los derechos fundamentales, la vida de los venezolanos, es aún más difíciles”.
Mientras tanto, Jorge Rodríguez, jefe de la delegación del gobierno, no cesa de asegurar sin presentar evidencias: “Tenemos cuerdos en la gran mayoría de los puntos tratados en el diálogo”.
Pero el analista Luis Vicente León (Datanálisis) adelantó: “La piedra de tranca será el reconocimiento de la ANC. El gobierno no estará dispuesto a entregar su principal activo y la oposicion no estará dispuesta a firmar un acuerdo que siempre estará supeditado a una decisión futura de un poder supremo sesgado que considera además ilegitimo”.
El monitoreo que el Grupo de Lima pueda desarrollar durante estas, hasta ahora fallidas jornadas de diálogo, es crucial puesto que no solo dos de los países integrantes, Chile -anfitrión- y México, fueron invitados por la oposición venezolana a participar como observadores en las negociaciones políticas con el gobierno de Nicolás Maduro; sino que la presión internacional pasa a jugar un papel mucho más decisivo en un cuadro que no presenta muchas posibilidades con el gobierno cerrando todas las salidas.
La situación es de tal peligrosidad que ha llevado al periodista José Vicente Rangel, alto jerarca del régimen, a exclamar hoy en su programa dominical: “Los problemas de Venezuela son inmanejables”.
Hoy celebramos a...