Las motivaciones nos hablan del impulso que nos lleva a actuar y de algo más…Podríamos hablar de tres campos en los que universalmente reconocemos motivos de alegría:
- La satisfacción del deber cumplido. Esa agradable sensación de bienestar que surge cuando has cumplido con la responsabilidad y no has postergado tus tareas hasta el día siguiente.
- La felicidad que surge de hacer el bien y experimentas la satisfacción personal de haber hecho lo correcto.
- Un éxito profesional es un motivo de alegría, un buen estímulo para seguir evolucionando en el trabajo con el firme propósito de ser la mejor versión de uno mismo. Un motivo de felicidad que no todos los trabajadores pueden disfrutar es poder trabajar en su vocación.
Teoría del refuerzo
El factor central para el control del comportamiento es el refuerzo. Un refuerzo es cualquier consecuencia que, cuando sigue inmediatamente a una respuesta, aumenta la probabilidad de que esa respuesta se repita posteriormente.
El refuerzo afecta a la acción a través de los objetivos, las expectativas y otros procesos cognitivos y ciertamente uno de los refuerzos mas grandes en la vida lo sentimos en cada ocasión que cumplimos con nuestro deber.
Investigadores como Skinner, Hull y Locke (1977), entre otros, han estudiado los efectos del refuerzo sobre el comportamiento. La modificación de conducta, basada en el refuerzo, tiene sus aplicaciones también en el contexto de la vida y la realización personal.
Incentivo y motivación
La idea de una motivación que propulsa las acciones personales y sociales es algo de sentido común. Algunos investigadores proponen que el efecto del incentivo puede ser específico sobre un determinado sistema motivacional.
La cognición es aquello que las personas conocen de sí mismas y del ambiente que les rodea. El sistema cognitivo de cada persona implica a sus valores personales, que están influidos por su ambiente físico y social, por su estructura fisiológica, por sus necesidades y experiencias.
La palabra motivación se deriva del vocablo latino ”movere”, que significa mover. Podemos definir la motivación como: “el impulso que inicia, guía y mantiene el comportamiento, hasta alcanzar la meta u objetivo deseado“.
Ese impulso a actuar puede provenir del ambiente (estímulo externo) o puede ser generado por los procesos mentales internos del individuo.
Cuando nuestras motivaciones son internas, es decir, que nacen sustancialmente de nosotros mismos, podemos decir que tenemos el timón de nuestra barca en las manos.
Por esto mismo el deber cumplido, que nos procura un gran refuerzo motivacional para continuar por el mismo camino por el que vamos, se transforma en nuestra gran fuente de motivación para ir caminando serenamente en nuestro esfuerzo diario por lograr los objetivos prefijados para nuestra vida.