Comprende tu progreso durante el añoUn año es un ciclo, el cual comprende un inicio y un fin, y aunque la vida no se termina cuando el reloj muestra la medianoche del treinta y uno de diciembre, sí es la clausura de un período de la vida que merece cierta reflexión.
Una pausa en el camino
Tal como al comienzo del año se acostumbra hacer una proyección del futuro, también es importante echar un vistazo atrás y hacer un recuento de los sucesos negativos y positivos que acontecieron.
Es sobre todo una ocasión muy eficaz para estar agradecidos por todos los dones recibidos, y de manera particular, todos aquellos pequeños o grandes éxitos. El balance personal es una forma de conectarse con sigo mismo, por eso debe realizarse sin prisas, aunque cada quien marca su estilo.
Claves para realizar el balance personal
- Ver los eventos pasados con sano realismo. Tomar conciencia de los elementos positivos ayuda a crecer. Reconocer los negativos es una buena base para hacer nuevos propósitos.
- Detenerse y disfrutar de las cosas sencillas que se han vivido y logrado en el año, sin buscar dar importancia solo a los éxitos más llamativos.
- Apreciar los momentos de dificultad y sufrimientos porque han sido lecciones de vida y ocasiones para madurar en muchos sentidos de la propia vida.
- Dar valor a todo aquello que realmente debería contar en la vida, sobre todo la vida afectiva y el cariño de los familiares, amigos y conocidos. Las personas más resilientes y que mejor superan las propias frustraciones son aquellas que son conscientes de vivir la propia vida rodeados de personas que las aman. Sano equilibrio de prioridades.
- Sacar propósitos inspirándose en los puntos analizados. Cada año se puede el medir el proprio crecimiento partiendo de la base de los propósitos y objetivos que se han definido y concretado.
- Recordar sobre todo las motivaciones que nos han acompañado durante el año para renovarlas y potenciarlas. La propia realización en la vida tiene una base muy concreta que son los valores y las motivaciones que nos guíen en cada momento.
Del análisis a los nuevos propósitos. Pasos concretos:
- Empezar por los logros alcanzados: es importante ser lo más claro y sincero posible, pues se trata de un balance que presentamos a nosotros mismo. Los logros alcanzados son motivo de satisfacción y fuente de motivación hacia nuevas conquistas.
- Elencar las metas inconclusas: El realismo ayuda a comprender si alguno de los propósitos fue demasiado ambicioso o poco realista.
- Focalizar aspectos por mejorar: Es el objetivo principal de todo balance. De las experiencias se aprende y gracias a este tipo de reflexiones, se acrecienta el conocimiento propio, lo cual se traduce en beneficios para el desarrollo personas y las relaciones con los demás.
- Escribir y numerar los propósitos que hayamos identificado con fuerte motivación. La concreción y buena definición de los mismos es necesaria para poder pretender eficacia durante el nuevo año.
- Expresar en público algunas de los objetivos o propósitos seleccionados es una forma de comprometernos también con los demás y desarrollar la dimensión empática y afectiva de la propia vida.
Tips para aumentar la eficacia en el cumplimiento de los buenos propósitos:
- Cambia “tener” por “querer”: Así se pasa de la obligación al deseo. La motivación es de gran ayuda cuando es activada.
- Ponte metas concretas: Realistas en el resultado que se espera y medible en la realización del mismo.
- Proponte solo metas que dependan de ti: No vincules tus resultados a la voluntad de otras personas, pues hay cosas que no dependen de ti.
- Empieza a trabajar en tus nuevos propósitos cuanto antes: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
- Tómate tu tiempo: Dar tiempo al tiempo es una buena clave para fortificar nuestra certeza de que cumpliremos con el propósito. No todos los resultados llegan inmediatamente.
- Regálate pequeños premios/compensaciones cada ver que logras
Al culminar esta valoración, debe quedar un sentimiento de esperanza y actitud positiva hacia el nuevo año que se acerca.
La barca de la vida navega cuando tenemos las velas izadas, pero no basta definir bien el Norte y orientar el timón, se necesita la fuerza del viento, que es la potencia de la motivación, y sobre todo la certeza de que estamos navegando el mar de la vida en paz con todos los seres humanos, nuestros hermanos.
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