Unos mosaicos enterrados guían a los arqueólogos hasta un antiguo gimnasio romano
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Una inspección rutinaria se convirtió en una excavación arqueológica después de que se descubrieran unos antiguos mosaicos romanos en la provincia suroriental de Konya, en Turquía. El propietario del terreno, identificado por el periódico Daily Sabah como Adem Kalender, había solicitado un permiso de obras, pero le fue imposible comenzar la construcción porque las autoridades marcaron el lugar como “protegido”.
Mustafa Arabacı, jefe del pueblo, Ladik, informó a la agencia de noticias turca Ihlas que “las excavaciones revelaron que aquí había un antiguo gimnasio”. La palabra latina gymnasĭum refería originalmente a “un lugar donde hacer ejercicio desnudos”. La cultura romana asimiló esta tradición griega y la adaptó. Los gimnasios se convirtieron en un lugar donde los jóvenes soldados podían entrenar para la batalla y, con el tiempo, se ampliaron para incluir termas, que hicieron famosas a los antiguos romanos.
Aunque los arqueólogos no han identificado la edad de este gimnasio, la antigua ciudad de Laodicea ya existía desde el periodo apostólico (años 33 – 100).
El territorio en cuestión es parte de la región que abarcaba Laodicea, una antigua ciudad romana que albergaba una de las siete iglesias de Asia mencionadas en el libro de Apocalipsis. Por esta razón, la antigua ciudad está en la lista indicativa de Patrimonio Mundial de la UNESCO en Turquía.
En el libro de Apocalipsis, Juan, mientras está exiliado en Patmos, recibe el encargo de una voz celestial de escribir cartas a las siete iglesias de Asia. A la iglesia en Laodicea escribió:
“Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca”. (Apocalipsis 3,15-16)
Apocalipsis fue escrito durante el periodo apostólico, cuando el emperador romano Domiciano se proclamó a sí mismo un dios y exigió adoración de emperadores y familias dinásticas, aunque el edicto eximía a judíos y antiguos cristianos (que principalmente eran judíos conversos), cuyas religiones no tolerarían la veneración de un hombre.
Bible Archaeology explica que los cristianos primitivos eran considerados por los antiguos romanos como una secta dentro de la fe judía. A medida que más gentiles (no judíos) se convirtieron al cristianismo, dejaron de ser considerados así y se les retiró su estatus privilegiado de monoteístas judíos.
Mark R. Fairchild, de la Universidad de Huntington explica la frase de Juan en un contexto histórico:
Las dificultades que soportaban los cristianos de Asia se expresaron en detalle a lo largo del libro de Apocalipsis. Aquellos que se negaban a venerar la imagen de la Bestia (el emperador) eran asesinados. Los cristianos ya no podían comprar o vender si no habían recibido la marca de la Bestia (Apocalipsis 13).
La presión sobre los cristianos ricos para mantener su riqueza era intensa. Ya que gran parte de la riqueza de Laodicea dependía del comercio, los cristianos mercantes estaban en una disyuntiva. ¿Cooperarían con el culto imperial y mantendrían sus asociaciones comerciales, o abjurarían de Domiciano y reafirmarían su fe en Cristo?
Muchos de los cristianos de Laodicea comprometieron su fe de tales maneras que el escritor de Apocalipsis llegó a decir: “Te vomitaré de mi boca”. (Apocalipsis 3,16)