Sí, son deliciosas, pero hay que tomar precauciones
Aunque nada reemplaza el olor de un pino fresco o de unas galletas de jengibre recién hornadas, el ajetreo de la modernidad nos ha hecho buscar soluciones más prácticas y sencillas. Las velas aromáticas se han convertido en un artículo de moda, sobre todo en esta temporada, tanto para llenar nuestro hogar de ricas fragancias como para regalar un lindo detalle a alguien querido.
Pero aunque la idea de que la casa huela a nieve y vainilla en cuestión de pocos minutos con sólo prender una mecha suena tentadora, la verdad es que a veces no tomamos en cuenta los riesgos, tanto de seguridad de nuestra casa como de salud.
Incendio
Suena tonto, pero hay muchas personas que dejan encendidas estas velas mientras “salen rápido a comprar algo que me faltó” para que “la casa vaya agarrando el aroma” o “cuando llegue huela rico”.
Nunca se debe dejar una llama prendida en casa sin nadie presente, así sea tan diminuta como una vela y esté en un envase de vidrio aparentemente seguro.
Asimismo, se debe buscar un espacio que esté lejos de cortinas ya que, si sopla brisa, la tela corre riesgo de incendiarse. Una vela debe supervisarse siempre de vez en cuando (sobre todo si hay niños presentes). Es algo que toma segundos y puede ahorrarte muchos malos ratos.
Problemas respiratorios
Según la científica Anne Steinemann, profesora de la universidad de Melbourne, algunas velas (sobre todo las más económicas, donde se utilizan ingredientes de peor calidad para asegurar igual las ganancias) pueden emitir sustancias tóxicas, como benceno y tolueno, que a largo plazo pueden ocasionar daños en pulmones, cerebro y hasta sistema nervioso central.
Según ella, por eso hay personas que ni siquiera pueden entrar a las tiendas donde las venden (aunque no estén encendidas) porque sólo el olor que desprenden contiene estas sustancias, ocasionando migrañas o ataques de asma. Las probabilidades aumentan cuando se utilizan en ambientes cerrados, ya que las sustancias se concentran (peor aún si se mezclan con otras, como las que desprenden los cigarrillos en una fiesta).
¿Cáncer?
Muchos de los químicos que se utilizan para lograr esos deliciosos aromas que nos encantan son derivados de los petroquímicos, que ya está comprobado que aumentan el riesgo de padecer cáncer.
Además, el profesor Alastair Lewis, del Centro Nacional de Ciencia Atmosférica en la Universidad de York (Inglaterra), descubrió que la mayoría de estas velas (así como muchos productos de limpieza) contienen limoneno que, aunque es inofensivo por sí solo, al exponerse al ozono, presente en el aire que nos rodea, puede transformarse en formaldehído, que desde el 2011 está catalogado como cancerígeno para los seres humanos.
Qué hacer
La solución ideal sería no utilizar este tipo de velas y buscar opciones naturales con fragancias similares (aunque no siempre igual de intensas), pero como hay que sincerarnos con nuestro ritmo de vida y hay algunas que simplemente amamos estas velas, pues entonces la recomendación es buscar opciones orgánicas (siendo las de soya las más recomendadas por los expertos) y leer siempre la etiqueta de su contenido.
Igualmente, trata de no abusar de ellas, racionando su uso y buscando airear tu casa luego de utilizarlas… quizá no es muy práctico en muchos países abrir las ventanas con las bajas temperaturas, pero puedes hacerlo en otros meses o sacrificarte por un par de minutos si notas que su uso ha sido excesivo. Igualmente, el profesor Lewis descubrió que hay plantas naturales que ayudan a absorber el formaldehído, como las hiedras y la lavanda… que además de decorativas y sanas, también huelen muy bien.