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El trabajo negro y precario matan la dignidad de la persona

LABOUR
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Salvador Aragonés - publicado el 25/11/17
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Palabras duras y profundas del papa Francisco a los católicos italianos

“El trabajo negro y el trabajo precario matan la dignidad de las personas”. Así de fuerte lo ha dicho el papa Francisco, en un videomensaje con motivo de la 48 Semana Social de los católicos italianos, celebrada en Cagliari (Cerdeña). Y también afirma que “sin trabajo no hay dignidad”, porque el trabajo dignifica la vida de las personas, pues “nos santificamos trabajando” y el trabajo debe estar al servicio de la comunidad y de la naturaleza.

¿Cuáles son los trabajos negros y cuáles los precarios? En su alocución, el Papa señala los trabajos indignos que “humillan la dignidad”. Estos son: los que alimentan las guerras con la construcción de armas, los que “rebajan el valor del cuerpo” traficando con la prostitución y la explotación de menores. Los trabajos precarios son una “herida abierta” en muchos trabajadores que no saben si su trabajo va a tener continuidad cuando termine el contrato. La “precariedad total mata la dignidad, mata la salud, mata a la familia, mata a la sociedad”.

También  hay que combatir el trabajo infantil, el trabajo de 12 horas diarias, las condiciones insalubres de los lugares de trabajo, el paro, el subempleo (que trabajan unas horas pero no alcanzan superar el umbral de la pobreza).

El sistema económico “está dirigido al consumo, sin preocuparse, sin ocuparse de la dignidad del trabajo ni del medio ambiente”. Esto ocurre cuando el trabajador ocupa solo un apunte de los presupuestos de la empresa, y cuando las administraciones públicas firman los contratos más baratos sin atender a que las empresas contratadas no cumplen ni con la dignidad del trabajador ni respetan el medio ambiente.

Frente a esta situación, hay “signos de esperanza”, señala el papa Francisco, como las buenas prácticas en las empresas que aumentan sin hacer ruido. Estas buenas prácticas contienen dos virtudes: servir a los que lo necesitan y “formar comunidades donde la comunión prevalezca sobre sobre la competición: esta es la enfermedad de la meritocracia”. No todos los bienes son “mercancía”. No lo son el amor, el ejemplo, la confianza, la amistad, la autoestima.

La innovación tecnológica debe estar al servicio de las personas y del medio ambiente, y no al revés. Debe estar guiada por la conciencia y los principios de subsidiariedad y solidaridad, continúa el papa Francisco. “El robot debe seguir siendo un medio y no convertirse en el ídolo de una economía en las manos de los poderosos; tendrá que estar al servicio de la persona y sus necesidades humanas.

El Evangelio enseña que el Señor es justo con los trabajadores. Cuando contrata a los trabajadores de primera hora con un dracma lo mismo que al último (Mat. 20, 1-6) indica que da a estos lo necesario para vivir. “La tarea del empresario es entregar los talentos a sus colaboradores, llamados a su vez a no enterrar lo que han recibido, sino a sacarle partido al servicio de los demás ¡En el mundo del trabajo, la comunión debe ganar a la competición!”.

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