Está impulsada por religiosos, por supuesto. Pero, igual que el movimiento de derechos civiles, que también estaba promovido por personas religiosas, hace llamamientos universales. Cualquiera puede exponer argumentos centrales sobre la vida y la dignidad humana del no nacido. Y cualquiera puede ver la verdad de dichos argumentos, crea en Dios o no.
Hazzard dirige el grupo Secular Pro-Life, que cuenta con un canal de Youtube. Su grupo desea "terminar con el aborto optativo". Están de acuerdo con la Iglesia Católica en lo esencial, pero como uno puede imaginar discrepan en otros temas, como la anticoncepción. Pero muchos católicos los verán más cercanos a la doctrina católica en asuntos como la atención médica que otros de sus hermanos provida (es complicado, como dicen en las películas).
Escuché a Hazzard dar un discurso en la conferencia anual de Rehumanize International, que tuvo lugar el pasado fin de semana en Pittsburgh.
Contamos con más aliados
Nunca lo había pensado así. Algunos católicos, como yo, cambiaron su postura en relación con la pena de muerte siguiendo las enseñanzas de la Iglesia. Los católicos socialistas se convierten en ciudadanos menos controlados por el estado y los católicos capitalistas se convierten en menos libertarios como respuesta a la doctrina social católica. Pero creo que nunca he escuchado decir a nadie que es provida porque la Iglesia se lo había dicho. Si no afirman que siempre han sido provida, suelen decir algo como "me hice provida cuando vi que el no nacido era un ser vivo".
El movimiento que representa Hazzard significa que nosotros como personas provida religiosas contamos con más aliados de los que pensamos, así como argumentos más útiles. Los argumentos que ya tenemos podemos ofrecerlos con una especie de sello de izquierda.
Por ejemplo: pocos días antes de la conferencia, leí en Medium una publicación de una persona que se llamaba a sí misma "tu izquierdista estereotípico". Explicaba su rechazo al movimiento para derogar la octava enmienda provida de Irlanda de su constitución. Al contrario de la mayoría de sus compañeros de izquierdas, se denominaba a sí mismo "provida sin reparo, un convencimiento que no se basa en ningún dogma religioso, sino en la ciencia". El feto es un ser humano desde el momento de la concepción. Se trata de una "verdad irrefutable". (Esta es la organización republicana irlandesa que apoya la octava enmienda. Para los que no lo saben, el republicanismo irlandés es lo opuesto a nuestro republicanismo).
Este irlandés argumenta que su posicionamiento defiende de forma más auténtica los compromisos izquierdistas que los de aquellos a favor del aborto. Describe el aborto como un "concepto de la extrema derecha que intenta eliminar de la sociedad a aquellos considerados como indignos, en este caso los niños de las clases trabajadoras y los niños con discapacidad". "¿Qué puede ser más misógino que los abortos selectivos en función del sexo que casi exclusivamente se dirigen a los fetos de sexo femenino? ¿Qué es más intolerante que una cantidad desproporcionadamente grande de fetos negros y latinos víctimas de abortos en las clínicas de Estados Unidos?”, se pregunta.
Hace unos años, un escritor esgrimía el mismo argumento en la revista de orientación izquierdista New Statesman. La consigna “Mi cuerpo, mi vida, mi elección”, escribe Mehdi Hasan, “siempre me ha dejado perplejo. ¿El socialismo no trata de proteger a los débiles y vulnerables y darles una voz a aquellos que no la tienen? ¿Hay alguien más débil o vulnerable que un no nacido? ¿Qué miembro de nuestra sociedad necesita una voz más que un bebé mudo en el útero?”.
Afirma que no cree en ello porque sea musulmán: “Sinceramente, seguiría oponiéndome al aborto incluso si implicara perder mi fe. Estuve sentado observando en silencio y con asombro mientras mis dos hijas se estiraban y dormían en el útero de su madre durante las ecografías de las 20 semanas. No necesito a Dios o un libro sagrado que me diga qué es y qué no es una persona”.
Desconectado de la religión
“Es fundamental que desconectemos el aborto de la religión”, afirma Hazzard. “Las personas a favor del aborto los quieren conectados”. Describe cómo, en sus primeros días, el movimiento proabortista decidió asociar la defensa de la vida con la Iglesia Católica. Querían marginalizarlo para que la gente pensara que los argumentos en contra del aborto eran religiosos y, por tanto, inadmisibles en un debate público. Colocaron a la Iglesia como el principal enemigo y deseaban desplazarla fuera del debate.
Todavía lo siguen haciendo. Quieren que la imagen pública de una persona provida sea “vieja, blanca y masculina. Si es esto lo que desean, debe de ser por un motivo”. Y el motivo, creo, es que quieren que se piense que a los provida les da igual, que no lo entienden y desean oprimir a las mujeres.
Es cierto que a veces podemos dar esa impresión. Según afirma ella, algunas personas empiezan a ver humanidad en el feto, pero después observan a los provida y piensan “creo que tienen razón, pero por Dios, no quiero convertirme en un republicano”. En mi opinión, esto es generalmente una injusticia, pero no siempre. Hazzard afirma que los provida deben contraatacar el intento por parte de los proelección de envenenar los esfuerzos eligiendo como portavoz a alguien que sea mujer, joven y de color, como bien han hecho la mayoría de los grupos provida.
Esta es solo una de las opciones que Hazzard ofreció durante su discurso.