Lo importante es lograr cuanto antes un diagnóstico para poder aplicar una terapia efectiva.
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Las enfermedades metales con frecuencia son más difíciles de detectar que las enfermedades biológicas. Algunas de ellas, como por ejemplo la esquizofrenia o el trastorno bipolar, no aparecen de repente. Más bien tienden a aparecer en la adolescencia o incluso antes y muchas veces son los contextos sociales, colegios, profesores, compañeros, los primeros que detectan anomalías en el comportamiento.
Evidentemente cuanto antes se detecten estos episodios y antes se diagnostiquen mejor será el resultado de la terapia pues, por lo general, estos fenómenos tienden gradualmente a empeorar.
Siguiendo las indicaciones de los manuales de psicología que catalogan todas las anomalías existentes desde el punto de vista psicológico, (DSM-V), hay comportamientos y conductas indicativas que van haciendo entender que se está desarrollando alguna enfermedad o anomalía psíquica.
Algunos de los síntomas más representativos
Si la presencia de algunos de estos síntomas perdura en el tiempo y de manera persistente se recomienda consultar un médico o profesional de la salud mental.
- Aislamiento social y pérdida de interés en la relación por la relación con los demás.
- Desinterés por el propio trabajo o responsabilidades.
- Falta de iniciativa o pasividad total en la solución de problemas del día a día.
- Sensación de vivir desconectado del mundo o fuera del proprio contexto social.
- Inestabilidad emocional con cambios de humor exagerados.
- Excesiva seguridad en sí mismo y en el modo de valorizar las cualidades personales.
- Desinterés por el propio trabajo o responsabilidades.
- Sensación de vivir desconectado del mundo o fuera del proprio contexto social con pérdida de interés en la relación con los demás.
- Inestabilidad emocional con cambios de humor exagerados.
- Excesiva seguridad en sí mismo y en el modo de valorizar las cualidades personales.
- Dolencias físicas extrañas, numerosas y repetitivas.
- Negación de problemas evidentes con manifestaciones de confusión mental.
- Ideas de suicidio o muerte.
- Delirios o alucinaciones.
- Cambio significativo en los hábitos de sueño con pesadillas constantes.
Cómo reaccionar cuando se identifica un trastorno mental en familia
- Comentarlo en familia y pedir consejo y apoyo a figuras profesionales expertas en la salud mental.
- No buscar culpables. Hay una compleja interrelación de los factores genéticos, medioambientales y sociales que llevan a un funcionamiento anormal del cerebro. Mejor dedicar las energías para sostener y apoyar al enfermo en su calidad de vida.
- Animar al enfermo a buscar ayuda. Es probable que la persona con trastornos mentales no se dé cuenta de que necesita ayuda,. Conviene motivarlo para que hable con un profesional.
- Actitud de realismo evitando expectativas de soluciones inmediatas del problema. Con frecuencia se necesitan años para que el enfermo aprenda a gestionar sus propios comportamientos y un cierto equilibrio con los demas.
- Mantener una comunicación positiva e constructiva. Las personas con trastornos mentales a veces reaccionan de forma impredecible, y sus emociones pueden parecer fuera de lugar en un momento dado. Saber escuchar con empatía y ofrecer paciencia y comprensión es mas eficaz que reaccionar de manera indiferente o con tensión.
- Tomar en consideración las necesidades del resto de la familia. Cuando la familia tiene que centrarse en el miembro que está en crisis, otros miembros pueden quedar desatendidos. Es importante hablarlo en familia para que sobre todo los menores de edad no interpreten estos cambios como una falta de afecto por parte de los padres.
La prevención es el mejor remedio en el campo de la salud física y psíquica
Compañeros, amigos, familiares, educadores pueden ser figuras de referencia en el identificar anomalías desproporcionadas en el comportamiento.
Intervenir cuanto antes es la mejor opción para sostener clínicamente a las personas afectadas.
La educación sobre la enfermedad mental y lo que sucede en el cerebro puede ayudar a los individuos y a sus familias a entender la significación de los síntomas, cómo la enfermedad podría desarrollarse y qué se puede hacer para ayudar.
Mientras más rápido se trate una condición de salud mental, más posibilidades hay de tratar con éxito al paciente.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de la mitad de los trastornos mentales se manifiestan antes de los 14 años y la prevalencia de problemas de salud mental en la población infantil y adolescente está cifrada entre un 10% y un 20%.
La adolescencia es una etapa en la que la psique todavía está formándose, por lo que el abordaje temprano de problemas de salud mental ayudará a que el joven pueda madurar y evitar la cronificación de la dolencia.
Por otra parte se recomienda evitar juicios prematuros sobre posibles trastornos sin haber antes consultado un especialista.