separateurCreated with Sketch.

Por qué los modales son el pegamento que mantiene unida a la sociedad

JEUNE FEMME RECONNAISSANTE
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Mathilde Dugueyt - publicado el 26/10/17
whatsappfacebooktwitter-xemailnative

La cortesía está de vuelta y creemos que el papa Francisco podría estar contento por elloDesde la década de 1980, los buenos modales llegaron a percibirse como algo un tanto anticuado. Todo comenzó con una generación rebelde en busca de la libertad; ya no sentían la necesidad de usar esas pequeñas “palabras mágicas” de ‘por favor’ y ‘gracias’.

Por fortuna, hoy, las buenas maneras están protagonizando un regreso que, esperemos, nos ayudará a vivir juntos en armonía. ¡Y muchos suspiraremos aliviados! Aunque estos modales puedan dar la impresión a algunas personas de ser vacías formalidades, lo cierto es que hay mucho más detrás de los someros saludos y agradecimientos.

Los buenos modales no son solo fundamentales para la cohesión social, también están en el corazón de los valores cristianos. Son sinónimo de respeto y humildad y demuestran en cierto modo igualdad entre las personas. Esos mismos valores son esenciales para ser capaces de amar, ser amables o hacer buenas obras a diario.

Echemos un vistazo a la importancia real de la cortesía en la vida diaria de personas de todas las edades. Y descubramos las tres expresiones que el papa Francisco considera esenciales para el bienestar de la familia y de la sociedad como conjunto.

Los buenos modales son el centro de una vida social gratificante

La cortesía es como un código entre individuos, ya sea en el seno de la familia, entre amigos o en el ámbito profesional. Es una manera sencilla de enviar un mensaje. Al decir “buenos días” a nuestros hijos, “gracias” al tendero local o “por favor” a un colega, estamos reconociendo a esa persona como individuo y demostrándole su importancia para nosotros y para la sociedad.

Esto ayuda a crear un sentimiento de unidad e ilustra como los buenos modales son clave para permitir que los individuos se desarrollen dentro de un grupo y no se sientan marginados.

Más allá de crear buenas relaciones, las buenas maneras también están ligadas a la cortesía y la empatía. Fomentan la bondad en los demás y el respeto recíproco. Durante una discusión o un conflicto, la cortesía mejora nuestra capacidad para convencer a otros, reduce la tensión y anima a los demás a mantener la calma. En otras palabras, los modales son una herramienta fundamental para la comunicación que nos permite vivir en armonía con los demás.

Los buenos modales son una primera lección de respeto para los niños

Enseñar a nuestros hijos las normas de cortesía les ofrece una herramienta clave para desarrollarse en sociedad y les ayuda a configurar su personalidad. Incluso desde la más temprana edad, nuestros pequeños necesitan entender y, en más proporción cuando crecen, seguir los diferentes códigos de conducta.

Esto ayudará a nuestros hijos a aprender la importancia de tratar a los demás como les gustaría ser tratados ellos mismos. Las sencillas normas de etiqueta social les permitirán desarrollar empatía y recordarles la importancia de la igualdad entre los diferentes individuos.

Es fácil transmitir esas buenas formas a nuestros hijos: simplemente debemos mostrárselas en acción con nuestro ejemplo. Todos sabemos que a los niños les encanta imitar a sus padres, así que tened esto en mente tanto dentro como fuera de casa.

Si los niños ven esas interacciones positivas a su alrededor, seguirán vuestro ejemplo. A medida que vayan siendo mayores, podéis enfatizar el mensaje explicándoles por qué tenemos que ser educados, que existe un significado tras esas palabras sencillas y aparentemente someras. Empleadas con corazón y con alma, encarnan el amor al prójimo.

Los buenos modales son esenciales para los valores cristianos

Varios valores cristianos gravitan en torno a la cortesía. El perdón, por ejemplo, ya estemos pidiéndolo o concediéndolo. El motivo principal para pedir perdón es reconocer humildemente nuestros errores, lo cual debería predisponernos también para perdonar a los demás, a semejanza de Nuestro Padre.

El papa Francisco incluyó este aspecto fundamental de las buenas maneras en su Audiencia General del 13 de mayo de 2015, cuando pidió a los fieles —en particular a las parejas— que usaran tres términos esenciales de la cortesía: “permiso”, “gracias” y “perdón”. Subrayó la necesidad de mantener siempre la paz: “En la vida matrimonial se discute, a veces incluso ‘vuelan los platos’, pero os doy un consejo: nunca terminar el día sin hacer las paces”. ¡Esto es algo que deberíamos recordar todos los días!

Si dispones de tiempo, lee tranquilamente lo que el papa Francisco dice sobre el tema de los buenos modales, con su recordatorio de que “un cristiano que no sabe dar gracias es alguien que ha olvidado el lenguaje de Dios”.

Este artículo se publicó originalmente en la edición francesa de Aleteia y ha sido traducido y/o adaptado aquí para los lectores anglohablantes e hispanohablantes.

 

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.