Debemos a nuestros hijos y generaciones futuras hacer del continente digital un lugar seguro y sin riesgos para ellos. De manera significativa, el poder e influencia de la Iglesia aunó a expertos de diferentes disciplinas, civiles y científicas, para combatir este problema.
En Roma, entre el 3 y el 6 de octubre de este año 2017, tuvo lugar una importante conferencia en la Pontificia Universidad Gregoriana con el Center for Child Protection (centro por la protección infantil, CCP) de la universidad como anfitrión.
Tuve el privilegio de participar en los actos como miembro del Equipo de Comunicaciones, en el cual me había inscrito como voluntario. La conferencia se titulaba La dignidad del menor en el mundo digital y se centró en comprender y crear soluciones innovadoras para enfrentar el abuso y la violencia contra menores en Internet y en la vida real (utilizado Internet como herramienta). La conferencia se organizó en asociación con WeProtect Global Alliance y Telefono Azzurro.
Aunque era consciente hasta cierto punto de la existencia del problema, la gravedad de la situación escapaba a mi conocimiento, hasta esta conferencia. Me abrió los ojos espectacularmente.
Debemos a nuestros hijos y generaciones futuras hacer del continente digital un lugar seguro y sin riesgos para ellos. Si tu hijo tiene un smartphone, tienes que preocuparte.
Según destacaron muchos oradores, esta conferencia era única porque reunía actores clave de diferentes sectores de la sociedad por primera vez. Había representantes de diferentes Gobiernos, de la ONU, gigantes tecnológicos como Facebook y Microsoft, diversas ONG, científicos, investigadores, UNICEF, Interpol y la Iglesia.
Cada sector ha estado luchando contra este problema en su propio terreno, pero esta fue una de las primeras iniciativas que los reunía a todos.
Según señaló el doctor Tim Morris de Interpol, los organismos de seguridad no tienen los recursos, el conocimiento ni la capacidad para afrontar este problema por sí solos.
Los crímenes de violencia contra niños son un fenómeno global que trasciende las fronteras nacionales, por lo que solamente un enfoque multinacional y multisectorial será efectivo para proteger a los niños en Internet.
Durante los cuatro días de Conferencia, se han compartido toneladas de información, pero permítanme que les presente unas cuantas estadísticas y declaraciones que les ayudarán a entender la gravedad de la situación:
- En Europa, más de 18 millones de niños son víctimas de abusos sexuales. Uno de cada cinco niños ha experimentado algún tipo de abuso sexual o violencia en Internet.
- Solamente en India, en los próximos dos años 500 millones de personas tendrán acceso a Internet, la mitad de ellas menores. Muchas de estas personas estarán en localidades rurales y satélites, donde los padres tienen poco o ningún conocimiento de Internet o las tecnologías digitales. Por tanto, estos jóvenes no tendrán a nadie que les guíe y les proteja al adentrarse en las avenidas digitales.
- Se calcula que el 25% de todos los niños del mundo han experimentado algún tipo de ciberacoso. El 50% de todas las niñas reciben algún tipo de petición sexual o imágenes o materiales sexuales no deseados a través de Internet.
- Los criminales usan cada vez más herramientas encriptadas, servicios en la nube y monedas encriptadas para abusar de los niños en línea, lo cual dificulta su rastreo por la policía digital.
- El 93% de los chicos y el 62% de las chicas menores de 16 años han visto pornografía en Internet.
- Cuando los menores sufren acoso en Internet, son más propensos a compartirlo con sus amigos e iguales antes que con adultos como sus padres o profesores.
- Los sitios web pedófilos constituyen solamente el 2% de la dark web o web oscura, pero conducen el 83% de su tráfico.
La baronesa Joanna Shields, que dirige WeProtect Global Alliance, declaró que no debemos limitarnos a elogiar lo que Internet puede HACER, sino ser conscientes de lo que puede DESHACER: la infancia en sí misma.
Cuando los niños están expuestos a la pornografía en Internet, se distorsiona gravemente su comprensión del amor y la dignidad humana.
La pornografía cambia subliminalmente las perspectivas de los niños sobre relaciones de género y los tipos de comportamiento permisibles en el mundo real.
La tecnología nos empodera de maneras que nunca creímos imaginables, pero también transforma la infancia hasta hacerla irreconocible.
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De esta conferencia emergió un punto significativo: el poder y la influencia de la Iglesia para aunar expertos de diferentes disciplinas, tanto civiles como científicas, para combatir este problema.
Una serie de conferenciantes afirmaron que la Iglesia católica es la primera línea a la hora de crear una nueva cultura global en la que se protejan los derechos de los niños y su dignidad.
En su discurso de apertura, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del papa, declaró que abusar de un menor es cometer sacrilegio, una profanación de la imagen en la que el Hijo de Dios vino a nosotros.
El papa Francisco, en su discurso a los delegados de la conferencia en el día de clausura, habló sobre los peligros del sexting, el ciberacoso, la sextorsión, el tráfico en Internet, la pornografía infantil y la dark web.
Les recordó que estos peligros en línea están interconectados con problemas del mundo real como la trata de personas, los niños soldado y la extrema pobreza, por lo cual debe entenderse como dos caras del mismo problema.
También señaló que la velocidad de Internet está dejando a las generaciones mayores al margen y por ello hace cada vez más difícil la transmisión intergeneracional de valores y sabiduría adquirida durante años de vida y experiencia.
Lee el texto íntegro del discurso del Papa aquí.
Declaración de Roma
La Conferencia terminó con la adopción de la “Declaración de Roma”, que también fue presentada al papa.
Al tiempo que se reconocen los tremendos beneficios de Internet y las tecnologías digitales para la vida humana y el progreso, la declaración manifiesta que debemos estar vigilantes ante su impacto negativo, en especial sobre los niños y jóvenes. La declaración establece un llamamiento de 13 puntos que insta a todos los sectores de la sociedad a luchar contra este mal como una familia unida, por la protección de nuestros hijos.
Benyam Mezmur, presidente del comité de la ONU de Derechos del Niño, recordó un dicho africano: “Se necesita toda una aldea para educar a un niño”. Hoy, declaró: “Es necesaria toda una aldea global para proteger a un niño”.