Netflix estrena ‘The Bad Batch’, bautizada como ‘Amor carnal’ No recomendada para menores de 18 años
Días atrás se emitía en Netflix la nueva película de la cineasta Ana Lily Amirpour, directora de Una chica vuelve a casa sola de noche: The Bad Batch, conocida aquí con el ridículo título de Amor carnal. “Bad Batch” podría traducirse como “lote imperfecto” o “lote defectuoso”. A estos defectuosos los lanzan al páramo para que se busquen la vida y traten de sobrevivir como si fueran personajes de Mad Max. Porque The Bad Batch contiene tantas referencias a la saga de George Miller que podríamos estar ante una especie de precuela u homenaje.
Al principio del filme, Arlen (Suki Waterhouse) sale de una prisión para reclusos imperfectos y se interna en el desierto, donde no tardan en capturarla unos salvajes. Cuando despierta, está en un campamento. Allí, una mujer le amputa un brazo y una pierna, que utilizará para echarlos a la sartén y alimentar a quienes pululan por ese refugio, donde abundan las personas mutiladas que sirven de menú.
Los refugiados, y esto lo acabará comprendiendo Arlen, no son caníbales por apetencia, sino por supervivencia: porque, como sucedía en los hechos reales de Viven, necesitan la carne para no morirse.
Arlen logra escapar y, cuando la abandonan las fuerzas, aparece El Ermitaño (un estupendo Jim Carrey, irreconocible bajo las barbas y el maquillaje, quien no pronuncia palabra en toda la película), que la conduce hasta Confort, otro campamento en el que los supervivientes son más civilizados: perpetúan la especie con numerosas mujeres embarazadas, hay cultivos, sanitarios, cría de animales…
En esa fortaleza protegida por autobuses, como en Mad Max 2, la chica obtiene una pierna ortopédica y conoce a personajes tan singulares como El Sueño (Keanu Reeves, también sometido a un cambio de imagen), quien maneja los hilos y ampara a concubinas como hacía Immortan Joe en Fury Road.
Éste es el punto de partida. Aunque el inicio pueda ser desagradable, con esos caníbales que trocean a los caminantes y devoran sus partes, luego esa propuesta se va desinflando, al contrario de lo que sucedía en Bone Tomahawk, donde el clímax consiste en un festín de angustia y violencia. No porque la directora no tenga ideas, sino porque su proyecto es otro: el de la esperanza en un mundo apocalíptico, el de proponer que podría haber entendimiento incluso entre miembros de uno y otro bando, el de depositar la confianza en la unión y en la concepción. De ahí esas tensiones sexuales entre Arlen y Miami Man (Jason Momoa), cuya máxima ambición es proteger a su hija.
Lo apuntaba nuestro compañero Israel Paredes en otra web: lo más poderoso de The Bad Batch son sus imágenes y su puesta en escena; como sucede en tantos cineastas nuevos, cada plano parece concebido al milímetro, estudiado con precisión y realzado por una fotografía que convierte en bello y luminoso lo que es sucio y retorcido.
Llega un punto en el que no importa demasiado el argumento: lo que importan son esas escenas a medio camino entre el western y la distopía, esa plasticidad tan impactante, y esa obsesión por las formas corporales (el cuerpo mugriento del Ermitaño, el cuerpo despedazado de Arlen, el cuerpo musculoso de Miami Man, el cuerpo reblandecido del Sueño…).
Sin embargo, y aunque adivinamos que las intenciones de la directora no pasan por el despliegue de la acción y de los tiroteos, le sucede lo que a tantas películas facturadas en USA: el final no está a la altura del inicio. Como decía uno de mis abuelos: “Parece una gaseosa disipada”. Aun así, es una directora a la que conviene seguir.
Ficha Técnica
Título original: The Bad Batch
País: Estados Unidos
Director: Ana Lily Amirpour
Guión: Ana Lily Amirpour
Música: Varios
Género: Drama / Horror / Romance / Ciencia ficción
Duración: 119 min.
Reparto: Suki Waterhouse, Keanu Reeves, Jason Momoa, Jim Carrey, Diego Luna, Giovanni Ribisi, Emily O’Brien, Jayda Fink