Sobreviviente del genocidio ruandés, Immaculee Ilibagiza, habla en la Parroquia de Santa María en Manahawkin, Nueva Jersey sobre su difícil situación y la profunda experiencia de fe que la ayudó a encontrar la fuerza en el genocidio ruandes de 1994.
Ella y otras siete mujeres se escondieron en un baño de 3 x 4 durante 91 días volviéndose al rosario para ahogar la ira y el miedo. Con él soportaron los males que acechaban justo afuera de la puerta.
Casi un millón de sus familiares, amigos, vecinos y compañeros ruandeses fueron masacrados. Después del genocidio, Immaculée se encontró cara a cara con el hombre que mató a su madre y a uno de sus hermanos. Después de meses de sufrimiento físico, mental y espiritual, Immaculée fue capaz de ofrecer lo impensable, diciéndole al hombre: “Te perdono”.
Fotografía de Jeffrey Bruno para Aleteia