Lamentablemente, como decía Confucio, “cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla”. ¡Aprendamos entonces!
El positivismo corporal es un movimiento que desde hace un par de años ha tomado mucho auge. Su premisa parece sencilla: ama tu cuerpo tal y como es, con sus virtudes y defectos.
Sin embargo, es un concepto que se ha ido distorsionando, ya que se ha llevado a pensar que se trata únicamente de las personas con sobrepeso. Y no, el positivismo corporal también puede ser para una mujer flaca que odia sus senos o un hombre que cree que sus brazos no son lo suficientemente fuertes.
Ese es otro punto: el género. ¿Creen que sólo nosotras las mujeres nos podemos sentir acomplejadas por un anuncio publicitario? Los hombres también tienen sus inseguridades, sólo que las expresan menos, así que este movimiento también es para ellos.
Otra malinterpretación es creer que sacarse una foto en traje de baño mostrando la celulitis o alguna flacidez es la única manera de mostrar que eres parte del positivismo corporal. Si bien una imagen es muy poderosa a la hora de reforzar una idea, lo más importante es cosechar tu interior, creer en ti mismo, en lo que vales y verdaderamente sentir que una talla, una cicatriz o unas piernas muy delgadas no definen quién eres. Sólo si tú verdaderamente lo crees lo podrás transmitir a otras personas y te podrás blindar contra todos esos comentarios malintencionados que pretenden hacerte sentir mal por tu físico.
El positivismo corporal es un asunto de raza, talla, género, edad, discapacidades y todas las maneras en que un cuerpo se puede manifestar. Algunos creen que se puede estar exagerando con este tema, pero mientras más estudios se realizan, se descubren más testimonios de personas que dejan de ir a un viaje a la playa para no ser vistos en traje de baño, dejan de usar faldas o shorts porque “sus piernas son muy feas”, no se visten de un color porque tienen determinado tono de piel o dejan de emprender un negocio porque “ya están muy viejos para eso”.
Con esto no quiero decir que debes descuidar tu aspecto, ignorar tu edad o creer que más nunca vas a tener inseguridades, pero sí es importante que la mayoría del tiempo no te sientas descontento por cómo luces, que no te tortures todos los días frente al espejo y mucho menos dejes de ser feliz o hacer cosas por cómo te ves.
No te dejes engañar por fotos de modelos en Instagram o de revistas, donde la gran mayoría de las veces se utiliza retoque (por algo hay tantos “filtros”) o son personas que simplemente tienen una genética privilegiada. Además, un abdomen plano y fuerte no implica una vida feliz, eso es sólo la punta del iceberg, pero no sabes qué se esconde en el fondo del mar.
Por supuesto, ser parte del positivismo corporal no es fácil. Son muchos años en los que a los seres humanos se nos ha juzgado por cómo lucimos. Pero así como hay cuentas en las redes sociales de “cuerpos perfectos”, también hay embajadoras de este movimiento (como Ashley Graham, WeLoverSize, Any Body y Winnie Harlow) que ayudan… y mucho.
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Positivismo corporal es acción y no ocurre de la noche a la mañana, es un trabajo de hormiga que se construye cada día, sabiendo que unas mañanas serán más difíciles que otras. Se trata de mirarte en el espejo y decir que te amas tal y como eres aunque no estés muy segura ese día (no es una cuestión de vanidad, sino de aceptación), de no dejar que una persona te ataque a ti o a otros por el aspecto físico, de resaltar tus virtudes y no tus defectos, de dar cumplidos a una persona que sufre lo mismo que tú y dejarte inspirar por lo bueno y hermoso del mundo.
No te permitas ser infeliz o sentirte incómoda en tu propia piel sólo porque crees que no tienes ese prototipo socialmente creado de “hombre o mujer perfecta” (que además cambia a cada rato).
Como decía Coco Chanel: “Para ser irremplazable, hay que ser diferente”, así que no trates de ser una o uno más del molde, rómpelo y sé imperfectamente hermosa o guapo, tal y como fuiste creado, de manera única e irrepetible.