“No poder ser demasiado sensible es como tener unos ojos demasiado azules”, afirma la psicóloga Elena Herdieckerhoff.
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“Sé tú mismo”. Es un consejo muy simple. ¡Deshazte de tus dudas e inseguridades! Pero, ¿“ser uno mismo” tiene que ver con la valentía, la fanfarronería, ignorar el mundo, la seguridad que se tenga de sí mismo o podría tener que ver con algo más profundo?
La psicóloga Natalia de Barbaro sostiene que ser uno mismo significa vivir conscientemente, sabiendo que no tienes que convertirte en alguien porque ya eres alguien. Y mucho de ello depende de tu diálogo interno, de la manera que “conversas” contigo mismo en tu interior.
La cuestión no está en decirte piropos sin sentido delante del espejo, sino en valorarte sencillamente por quien eres.
Pero ¿qué pasa si eres una persona altamente sensible?
“ ¿Qué es lo primero que piensan cuando les digo que soy una persona muy sensible?”, pregunta Elena Herdieckerhoff, una embajadora para las personas altamente sensibles (HSP, por sus siglas en inglés), en su charla en la conferencia de TEDx en París. Y continúa: “¿Que soy tímida e introvertida? ¿O quizás muy emocional? (…) La suposición común sobre las personas muy sensibles es que somos, de alguna manera, criaturas débiles y frágiles a las que les tocó perder en la lotería genética de la vida”.
La capacidad de experimentar la vida en profundidad
Sin duda la sensibilidad tiene un aspecto problemático en las relaciones públicas. El diccionario Merriam Webster define sensibilidad como la “cualidad o estado de ser sensible tal como (a) la capacidad de un organismo o un órgano sensorial para responder a un estímulo, (b) la cualidad o estado de ser hipersensible, […] (d) la capacidad de sentirse fácilmente herido, (e) la capacidad para ser consciente de las necesidades y emociones de los demás”.
La sensibilidad es, por encima de todo, la capacidad para experimentar la vida y reaccionar en consecuencia.
A través de la sensibilidad experimentamos nuestra realidad y nuestras relaciones y también somos capaces de reaccionar a lo que percibimos.
Por desgracia, muchas personas, inclusive las altamente sensibles, solo prestan atención a la sensibilidad como una falta de resiliencia. En sus mentes, todos los fallos, incluyendo la falta de resistencia, deberían ser corregidos.
La sensibilidad no es un defecto, es un rasgo de personalidad
Una falta de resiliencia sugiere debilidad, incapacidad y pérdida. Decimos “wres demasiado sensible, ¡no te lo tomes tan a pecho!”. Nada más desacertado. La sensibilidad no es un defecto, es un rasgo de personalidad que no hay que confundir con la introversión. De hecho, según señala Heredieckerhoff, ¡hasta un 30% de las personas altamente sensibles son extrovertidas! Extraen su fuerza de estar con personas y, al mismo tiempo, reciben estímulos externos muy fuertes, porque cada uno de sus sentidos está más afinado que los de la persona media.
Así que, cuando digas a alguien que es demasiado sensible, es como decirle a una persona con ojos azules que sus ojos son demasiado azules, explica Elena Herdieckerhoff.
Beneficios e inconvenientes
La alta sensibilidad no refiere únicamente a las emociones. Es un rasgo genético que involucra el procesamiento sensorial que afecta a todo el organismo humano.
Herdieckerhoff explica que las personas hipersensibles a menudo tienen pensamientos excesivamente intensos que no pueden apagar y que les causan insomnio. No pueden ver películas de terror o violentas y a menudo se sienten incómodas en lugares nuevos.
La sensibilidad también tiene ventajas magníficas. Las personas altamente sensibles pueden establecer fácilmente profundas conexiones con otras personas, tener una intuición muy desarrollada y aguda y son excelentes analistas.
¿Sensible y feliz?
¿Puedes vivir una vida feliz siendo muy sensible? Planteé esta pregunta a la psicóloga Maja Krzemien y ella respondió que “es importante ser considerado y aceptarse a sí mismo; recordar que no se trata de una debilidad sobre la que haya que trabajar sino de un rasgo que tiene sus beneficios y sus desventajas”.
La sensibilidad es útil no solo en las humanidades o en las artes, sino en todos los ámbitos de la vida. Nos ayuda a apreciar las cosas pequeñas y a experimentar plenamente las grandes. Y lo que es más importante, nos ayuda a construir amistades verdaderas y relaciones profundas, que son una de las claves más importantes para una vida realmente feliz y satisfactoria.
Este artículo se publicó originalmente en la edición polaca de Aleteia y ha sido traducido y/o adaptado aquí para los lectores anglohablantes e hispanohablantes.