Lo que no había dolido en la concicencia ciudadana de la institución terminó doliéndole en los bolsillos y en la marca
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La intensa movilización en las redes sociales por parte de miles de católicos que reaccionaron contra un ataque frontal a la fe cristiana logró una victoria histórica en este inicio de semana. El instituto Santander Cultural, en la ciudad de Porto Alegre, se vio forzado a cerrar este domingo, 10 de septiembre, su indignante exposición blasfema en que, bajo la hipócrita máscara de “libertad de expresión”, artistas agredían gratuitamente símbolos centrales de la fe de millones de brasileños.
La exposición “Queermuseu – Cartografía de la Diferencia en el Arte Brasileño”, abrió el 15 de agosto y estaba programada para continuar hasta el 8 de octubre, exhibiendo 270 obras que, según la entidad, “abordaban cuestiones de género y diferencia”.
En la práctica, eran obras que ridiculizaban símbolos religiosos. Entre ellas, asómbrate, habían hostias en las que estaban inscritos los nombres de los órganos sexuales, además de imágenes que evocaban a la pornografía, la pedofilia y la zoofilia.
La indignación y el repudio de los católicos a ese vergonzoso y frontal ataque contra la fe cristiana fue clamoroso y vehemente como no podría dejar de ser.
Entre las implacables reacciones de los católicos agredidos, un alto número de ellos anunció públicamente el cierre de sus cuentas en la institución financiera responsable por el instituto. Además de eso, la valoración de la página del Santander Cultural en Facebook descendió a 1,4 gracias las protestas de los católicos ofendidos.
Lo que no había dolido en la conciencia ciudadana de la institución terminó doliéndole en el bolsillo y en la marca. Frente a la movilización, Santander Cultural anunció el fin de la agresión a los católicos pidiendo “sinceras disculpas a todos lo que se sintieron ofendidos por alguna obra que formaba parte de la muestra”.
El Santander Cultural admitió en una nota:
“Entendemos que algunas de las obras de la exposición Queermuseu faltaban al respeto a los símbolos, creencias y personas”.
El instituto añadió, aunque bastante tarde, que eso “no está en la línea con nuestra visión del mundo”. Se lamenta, además, que haya sido necesario sufrir las consecuencias de la indignación católica en forma de prejuicio de imagen para finalmente revisar su supuesta “visión del mundo”.
El sacerdote Augusto Bezerra, uno de los animadores de la reacción de los católicos contra esta agresión espuria comentó:
“Que sirva de ejemplo a cualquiera que intente algo del estilo. Estamos avanzando y no vamos a cesar nuestra militancia cristiana. Sí, cristianos posicionados y haciendo frente a los males presentes”.
La arquidiócesis de Porto Alegre también se manifestó en una nota este lunes, subrayando “su perplejidad frente a la promoción de la exposición realizada junto al Santander Cultural, en la capital gaucha, que usa de forma irrespetuosa símbolos, elementos e imágenes, caricaturizando la fe católica y la concepción moral que considera el cuerpo y la sexualidad un don de Dios”.
La arquidiócesis añade que la sociedad ha “asistido a ataques discriminatorios a la cultura judeocristiana que ha contribuido a la formación cultural de Occidente” y afirma que “eliminar las dificultades jamás puede significar faltar al respeto al otro y sus creencias, especialmente porque, al tratarse del imaginario simbólico de la fe, se entra en un campo delicado de significados y sentidos que nadie tiene derecho a depreciar. En tiempos de terrorismo e intolerancia, no se construyen puentes con agresión y faltas de respeto a lo que para el otro es íntimo y sagrado: su fe y su cuerpo”.
El arzobispo invita además a “un humanismo solidario, con una actitud de paz que no necesita agredir y ofender a quien piensa diferente”, además de proponer el ejemplo de san Francisco de Asís, “medieval y cristiano que sigue iluminando la contemporaneidad, a ver al otro como hermano y a ser instrumentos de paz”.