Un sueño de piedra que se decidió hace 600 añosEra un peligro y un desafío sin precedentes, pero en plena época medieval de construcción de catedrales, en la localidad catalana de Girona optaron por una decisión arquitectónica que se consideró temeraria: construir una catedral de una sola nave, y no como las naves góticas, con tres espacios. La decision acarreó críticas y posicionamientos en contra, pues se consideraba imposible hazaña: “Una navi est magnum periculum”.
Tras varias disquisiciones, una reunión de arquitectos de la catedral de Girona de 1417 desembocó en una conclusión insólita: se construiría la nave gótica única más grande de Europa. Los canónigos invitaron a 12 arquitectos y maestros de obra para discutir cómo se podría construir. Asistieron especialistas de Barcelona, Tortosa, Perpignan, Narbona… Así fue como hace 600 años se decidió que la única nave sería una realidad.
En este templo catalán “se conjugan el desafío técnico, la búsqueda de la belleza y la ambición por conseguir un edificio inigualable”, apunta el profesor de arte Joan Molina, que ha estudiado esta catedral, una de las más originales del patrimonio europeo.
Fue una aventura edilicia que duró casi tres siglos y se percibe al entrar en este apabullante espacio de 34 metros de altura y 23 de anchura, la nave más grande construida en la época medieval. Un triunfo de la ambición y la audacia de unos visionarios que por la calidad de la piedra y las características del proyecto, estaban convencidos que su visión se podría plasmar y perdurar.
El historiador del arte Joan Molina concibe esta decisión como una de las más “innovadoras y arriesgadas de la Edad Media”, haciendo de la “búsqueda de la belleza y la solemnidad” una prioridad en la que ganó la voluntad del capítulo catedralicio y del obispo ante los miedos preventivos técnicos de los arquitectos.