En el intento por “querer mejorar” a los hombres, en vez de ayudarlos muchas veces lo que logramos es debilitarlos o lastimarlos sin siquiera darnos cuentaCualquier intento por cambiarlos hace que la confianza desaparezca. Y la confianza es precisamente el pilar para las necesidades masculinas: aceptación, aprecio, admiración y aliento amoroso.
Entender nuestras diferencias con los hombres
Para las mujeres ofrecer un consejo es considerado normalmente un gesto afectuoso, pero la manera de pensar masculina es diferente y es común que los hombres sólo ofrezcan consejos si se les solicita en forma directa.
Es decir, sólo cuando el hombre pide específicamente algún consejo, se encuentra abierto a recibir asistencia para cambiar. No necesita sermones. Cuando él percibe la aceptación, comienza a preguntarle al otro qué piensa, se abre y busca apoyo.
La manera de pensar del hombre es “no lo arregles si no está descompuesto”. Por eso, cuando una mujer trata de cambiar a un hombre, este recibe el mensaje de que ella piensa que está “descompuesto”. Esto lo hiere y lo coloca en una posición muy defensiva.
Cuando las mujeres apuntamos a querer “rehabilitarlo”, comienza un proceso gradual donde el foco central ya no es amarlo, sino cambiarlo o perfeccionarlo de diferentes maneras.
No basta la buena intención
Nosotras pensamos que nuestros intentos son afectuosos y bien intencionados, pero él en cambio se siente controlado, manipulado, rechazado e incluso hasta no amado.
Cuando una mujer actúa así, él no recibe la confianza y la aceptación que realmente necesita para cambiar algo. Por eso, cuanto más intentamos cambiarlo, más resistencia encontramos.
Y eso no puede más que terminar en malentendidos. Las mujeres encontramos rechazo y pensamos que él no quiere cambiar, probablemente porque no nos ama lo suficiente. ¡Error! La verdad es que se resiste porque él es el que no se siente lo suficientemente amado.
Podemos sentirnos frustradas o incluso enojadas, pero cualquier intento por cambiarlo resulta negativo y contraproducente si él no se siente amado, porque lo que estamos comunicando en realidad es que nosotras ya no confiamos en él.
Ser efectivas en la ayuda
La forma de ayudar es confiar en que el hombre resolverá sus problemas, lo cual no significa que tengamos que reprimir nuestros sentimientos o desligarnos de brindarle ayuda, sino más bien de tener en cuenta que lo más importante es aprender a acompañarlo incluso en sus silencios -tan difíciles para nosotras- y aprender a comunicarnos desde la aprobación.
Las mujeres tenemos que aprender el arte de transmitir confianza. Un hombre posee la posibilidad de ser todo lo que puede ser cuando siente que alguien confía en él, cuando es aceptado, apreciado, admirado y alentado.
Por eso, es bueno compartir sentimientos pero no cuando se intenta manipular o castigar. Hay que dejar de lado los comentarios negativos y la lógica de intentar cambiarlo para abrazar la lógica del amor que inspira confianza.
El crecimiento y los cambios positivos sólo se dan desde el amor, lo cual implica amarlo tal como es, con sus virtudes y a pesar de sus defectos y buscar juntos mejorar, sin que el otro se convierta para mí en un blanco de perfeccionamiento.
No pierdas tiempo en comentarios negativos, consejos no solicitados o intentos de control. En la medida en que una se profesionaliza en el amor alimenta la confianza e inspira en el otro el sentimiento de superarse y crecer y ser la mejor persona que puede ser.