Situada al sur de la Ciudad del Vaticano, a solamente 200 metros de la basílica de San Pedro, la estación ferroviaria del Vaticano se utiliza solo una vez al año, para recibir… a niños.
¡Vaticano, Vaticano, dos minutos de parada! Inaugurada en 1933, la estación del Vaticano no ha servido de mucho, ya que los sucesivos papas solo han utilizado el tren de forma excepcional. Tanto es así que en la actualidad alberga… un centro comercial. Al final de la década de 1980 y durante una veintena de años, la estación, situada al sur del Vaticano, en medio de sus jardines, fue en un principio transformada en almacén para materiales y juguetes. En Navidad, el personal del Vaticano iba allí a comprar regalos para los niños. Durante un tiempo, la estación albergó también un pequeño museo filatélico y numismático. Pero desde 2003, se pueden encontrar especialmente productos de lujo sin impuestos.
El andén único contiguo a esta antigua estación solo es utilizado desde entonces para mercancías. Los únicos usuarios que llegan a la estación vaticana son niños: varios centenares de niños son invitados, cada año, a viajar en tren hasta la famosa estación. Fletado por los ferrocarriles italianos, el ‘Tren de los niños’ transportó durante la última edición el pasado 3 de junio a 400 niños procedentes de municipios afectados por los seísmos en Italia central. “Lo que habéis vivido es horrible ─dijo el papa a los niños─, porque es una calamidad. (…) Y las calamidades dañan el alma. Pero el Señor nos ayuda a recuperarnos”.
“¡Camino de infierno!”
En la época en la que el tren comenzaba a popularizarse, el papa Gregorio XVI se opuso firmemente a un proyecto de estación en el Vaticano. Se dice que afirmó al respecto: “Camino de hierro, ¡camino de infierno!”. Su sucesor, Pío IX, abrió por fin la vía a la construcción de conexiones que unieran Roma con las ciudades de Ancône y Bolonia, que por entonces formaban parte de los Estados pontificios. Sin embargo, la unificación de Italia en 1861 retrasó el proyecto.
El primer papa que por fin se montó en un tren fue un papa difunto. El 13 de abril de 1959, después de su canonización, el cuerpo de Pío X (1903-1914) fue enviado a Venecia, ciudad de la que había sido patriarca antes de acceder al trono de Pedro.
En octubre de 1962, un papa en ejercicio tomó el camino de la estación. Se trataba de Juan XXIII, que decidió salir de Roma por ferrocarril para dirigirse en peregrinación a Loreto y Asís a bordo de un tren prestado por el presidente italiano.
En 1979 le llega el turno a Juan Pablo II de utilizar la estación en dos ocasiones. La primera, simbólicamente, con motivo del día del ferroviario, para dirigirse a la estación italiana de San Pedro que se encuentra… a unos cientos de metros de distancia. La segunda vez fue en enero de 2002, cuando el papa polaco montó en la estación del Vaticano en dirección a Asís, en compañía de 200 líderes religiosos del mundo entero.
Benedicto XVI siguió el ejemplo de su predecesor cuando, en octubre de 2011, utilizó el tren para acudir a un encuentro interreligioso en Asís (Italia). Los ferrocarriles de la ciudad no están electrificados, así que el tren es tirado por una locomotora diésel. A día de hoy el papa Francisco todavía no ha decidido utilizar el tren para dirigirse a una ciudad italiana, él prefiere el helicóptero.