Tras la polémica nacional por el reconocimiento que le hizo el gobernador de Antioquia al ‘reguetonero’ Maluma, llega un velo piadoso a la cuestión desde la capital del departamento, MedellínEl Consejo de Medellín, la segunda ciudad más poblada de Colombia, ha decidido el 20 de julio, fiesta de la independencia, declarar hijo ilustre de la capital del departamento de Antioquia al Papa Francisco. La decisión no fue unánime; cuatro concejales se abstuvieron de votar. Ahora falta la sanción del alcalde, Federico Gutiérrez, informó el Tiempo.
Las autoridades indicaron que el objetivo ha sido reconocer la misión del Pontífice a favor de los derechos humanos, la justicia y la equidad social. Labor que lleva adelante en cada viaje papal y en su magisterio. La ciudad antes había ofrendado a un papa otro magno homenaje. Es decir, el aeroparque nombrado Juan Pablo II.
La distinción se pone de manifiesto faltando poco tiempo para la visita de Francisco a Medellín, programada para el 9 de septiembre. Una gira única por Colombia de una semana.
Asimismo, el viaje apostólico dejará a Medellín alrededor de 22,4 millones de dólares que se moverán en la economía local debido a que se calcula que 170.000 turistas pondrán a prueba la capacidad de los hoteles y otros servicios de la ciudad, según Situr.
Por otro lado, el reconocimiento al Papa parecería además calmar los ánimos en Antioquía luego de discusiones entre prensa y poder político.
La iniciativa de Medellín pone un velo piadoso de contraste en los opuestos a la polémica nacional impulsada por Álvaro Uribe, jefe de la oposición del Centro Democrático, luego de un articulo publicado en la revista Semana el 04 de abril de 2017, escrito por el periodista Daniel Samper Ospina que criticaba con sátira la condecoración a un cantante de música urbana local promovida por el gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, copartidario de Uribe Vélez.
La polémica se debió a que Samper Ospina manifestó su opinión en contra del llamado ‘Decreto para condecorar a Maluma’, el reguetonero ‘paisa’ más popular en América Latina, cuyas canciones no brillan de poesía o candor. Y varios sectores de la cultura nacional criticaron la decisión política desde el inicio.
En su cuenta de Twitter, el sanador Uribe, defensor del honor antioqueño, ha dado de ‘violador de niños’ al periodista, luego dando un paso atrás llamándolo ‘abusador de niños’ a Samper Ospina, quien aseguró que no le teme al poder del ex presidente y lo demandará por calumnia, según el diario El Espectador. Pena que en Colombia podría llegar de dos a seis años de cárcel. Pero que no aplica por la protección de los senadores. La Corte constitucional tendría la ultima palabra.
El gremio de los periodistas colombianos, Flip, ha apoyado a Samper Ospina empuñando la bandera de la libertad de opinión y de prensa.
La bola de nieve de los insultos
Uribe ha atacado Samper Ospina por su labor en una revista para hombres llamada Soho en donde como director ha lanzado acusas en marzo de 2011 contra los sacerdotes pedófilos, incluso publicando fotos que al parecer retraen menores desnudos.
De hecho, en su tiempo, la Procuraduría solicitó a la Fiscalía y al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) investigar las fotografías publicadas. La investigación no llegó a alguna demanda concreta. No obstante, causó indignación general por el impacto del crimen representado.
Las escabrosas imágenes firmadas por el fotógrafo Mauricio Vélez hicieron parte del articulo denuncia de Soho titulado “Dejad que los niños vengan a mí” que representa “fotografías de curas pedófilos”.
Vélez había realizado las fotos para la exposición fotográfica: “Mitad ángeles, mitad demonios”. Las imágenes mostraban a un grupo de presuntos menores de edad desnudos que están siendo presentados o tocados por un hombre vestido de sacerdote u obispo.
La revista Soho hasta la fecha no ha recibido sanción de los órganos judiciales colombianos. Y sin embargo, la fotos fueron vetadas para la difusión en otros medios de comunicación.
En fin, el lema del viaje del Papa a Colombia: ‘Demos el primer paso’, se teje muy bien en este mosaico variopinto de escándalo y política, casi folclórico, para desdibujar polémicas e ir a por la reconciliación, mientras la Iglesia mira al centro: Cristo.