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El profundo significado espiritual tras el “tiempo ordinario”

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Philip Kosloski - publicado el 05/06/17
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El color de este tiempo litúrgico es el verde, que se asocia normalmente con el crecimiento

La Iglesia vive temporadas de “tiempo ordinario”. Pero, ¿qué significa en realidad esto? ¿Es algún tipo de tiempo genérico en la Iglesia sin ningún enfoque especial?

Todo lo contrario: el tiempo ordinario tiene un enfoque específico, aunque este nombre pueda llevar a confusión. En latín, en cambio, a este periodo se le llama Tempus per annum, que traducido literalmente es “tiempo durante el año”.

La expresión de “tiempo ordinario” ahonda sus raíces en la palabra latina “ordo”, es decir, “orden”, dado que, en cierto sentido, este periodo recibe su nombre de los números ordinales por los que se conocen los domingos (segundo, tercer, cuarto domingo…) del tiempo ordinario.

Sin embargo, en un sentido más profundo, el tiempo ordinario puede entenderse como un “tiempo de orden” en el año eclesiástico. ¿De qué orden hablamos?

Crecimiento

Según explica la Conferencia Episcopal de Estados Unidos:

La Navidad y la Pascua destacan los misterios centrales del misterio pascual, a saber, la encarnación, muerte en la cruz, resurrección y ascensión de Jesucristo y el descenso del Espíritu Santo en Pentecostés. Los domingos y semanas del tiempo ordinario, por otro lado, nos guían a través de la vida de Cristo. Es un tiempo de conversión. Es vivir la vida de Cristo.

El tiempo ordinario es un tiempo de crecimiento y maduración, un tiempo en el que el misterio de Cristo está llamado a penetrar cada vez más hondo en la historia hasta que finalmente todas las cosas queden envueltas en Cristo. El objetivo hacia el que se dirige toda la historia se representa en el último domingo del Tiempo Ordinario, la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.

Tiempo centrado en la vida pública de Jesús

El tiempo ordinario es una temporada específica en la Iglesia que se centra en la vida de Cristo durante sus tres años de ministerio público.

De ahí que el comienzo del tiempo ordinario empiece con el bautismo del Señor, ya que ese es el inicio del ministerio público de Jesús.

El segundo domingo del tiempo ordinario continúa con el enfoque en las Bodas de Caná, donde Jesús realizó su primer milagro público.

El color de este tiempo litúrgico es el verde, que se asocia normalmente con el crecimiento. El tiempo ordinario, por tanto, se considera un tiempo de crecimiento en nuestro conocimiento y amor de Jesús. Es un tiempo “ordenado” hacia el desarrollo espiritual, siguiendo los pasos de la vida pública de Jesús.

De modo que, aunque el nombre de esta temporada pueda parecer una ocurrencia tardía, tiene su significado.



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