La Iglesia siempre defiende con ardor la familia, el amor conyugal, la fecundidad y la fidelidad, a tiempo y a destiempo se compromete también con acciones concretas como “La acogida Luis y Celia” para familias probadas por dificultades muy variadas
Las acogidas Luis y Celia son centros de escucha y orientación donde los acompañantes (médicos, psicólogos, enfermeras, madres de familia experimentadas,…) se ponen a disposición de lo que lo necesitan. Ahí se exponen dificultades familiares, problemas conyugales, dificultades relacionadas con un embarazo no deseado,… Lo esencial es hablar, ser escuchado, para ser mejor dirigido hacia quien podrá resolver los problemas.
Aliviar y consolidar la familia es ayudar a toda la sociedad porque, como se dice, la familia es la célula básica de la sociedad. Las aspiraciones de las acogidas Luis y Celia son por tanto inmensas.
Guillaume d’Alançon, en el inicio de este proyecto, compara con mucho acierto los centros de acogida a los hospitales de campaña: “En el fuego de las bombas hace falta un dispensario. Nuestra ciudad herida es el campo de batalla, nuestras armas son la escucha, el cuidado y la compasión”.
El primer objetivo de estas acogida para la familia en Francia sigue siendo volver a aprender a amar. La naturaleza humana, caída por el pecado original, pierde cada día un poco más la noción de don intrínseca al amor: el hombre se pone a amar por placer y no para darse. Sin embargo, cuando el amor vuelve a ser un don, retoma su dimensión sobrenatural: “Ubi caritas et amor, Deus ibi est” (Donde hay caridad y amor, ahí está Dios).
Es por las grietas por donde entra la Luz. Los dramas familiares, los nudos insolubles se revelan a veces como el medio, escogido por Dios, para llevar a las ovejas perdidas al redil. Es así también como los acompañantes vuelven a enseñar a estas ovejas perdidas que un marido, una esposa, un cónyuge, no es solo un “alma gemela” sino un alma confiada a otra, que hay que cuidar.
Con Luis y Celia Martin, el proyecto toma las mejores expectativas. Padres de santa Teresa de Lisieux, forman, de hecho, la primera pareja canonizada conjuntamente (en 2015 por el papa Francisco).
“Luis y Celia fueron verdaderos padres, verdaderos esposos. La transmisión de la fe era primordial para ellos. Celia era una mujer discreta. En su vida no hizo grandes cosas, tenía un comercio de encajes. Pero ahí está el secreto de la familia: hacer muchas cosas no quiere decir dar muchos frutos. Al contrario”.
Aunque este bello proyecto no ha hecho más que empezar, muchas bonitas cosas están por venir, entre ellas la construcción de una estatua que se colocará en el santuario de Lourdes. Representará a la Santísima Virgen con los brazos abiertos y las manos llenas de gracias, acogiendo a una pareja que camina uno hacia el otro: “María que rehace las parejas” tras haber “desecho los nudos”, destaca Guillaume d’Alençon.
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