Papa Francisco advierte en Santa Marta: La fe es fría e ideológica si no se escucha al Espíritu Santo Es necesario dejarse interpelar por el Espíritu Santo, aprender a escucharlo antes de tomar decisiones. Es la exhortación que papa Francisco dirigió a los fieles en la misa celebrada este lunes por la mañana en la Casa Santa Marta del Vaticano. Si no se discierne lo que sucede, entonces la fe se convierte en ideología.
El Espíritu Santo, que mueve los corazones, inspira, suscita las emociones, centró la homilía del papa Francisco. En esta semana, con los ojos puestos en Pentecostés, el próximo domingo, la Iglesia nos pide que recemos para que el Espíritu Santo venga a los corazones, en la parroquia, en la comunidad.
El Papa partió de la Primera Lectura que, dice, podríamos llamar “Pentecostés de Éfeso”. La comunidad de Éfeso había, de hecho, recibido la fe pero no sabía que existiese el Espíritu Santo. Era “gente buena, gente de fe”, pero no conocían este don del Padre. Cuando Pablo les impone las manos, desciende sobre ellos el Espíritu Santo y se ponen a hablar en lenguas.
El Espíritu Santo mueve los corazones
El Espíritu Santo, de hecho, mueve el corazón, como se lee en los Evangelios, donde tantas personas -Nicodemo, la hemorroísa, la samaritana, la pecadora,…- se ven impelidos a acercarse a Jesús por el Espíritu Santo.
“¿Yo soy capaz de escucharle? ¿Soy capaz de pedir inspiración antes de tomar una decisión, o decir un palabra o hacer lo que sea? ¿O mi corazón está tranquilo, sin emociones, un corazón inmóvil? Ciertos corazones, si hiciéramos un electrocardiograma espiritual, tendrían un resultado lineal, sin emociones. También en el Evangelio están estos, por ejemplo los doctores de la ley: creían en Dios, se sabían todos los mandamientos, pero el corazón estaba cerrado, quieto, no se dejaban interpelar”.
Dejarse interpelar por el Espíritu Santo, no a la fe ideológica
La exhortación central de Francisco es por tanto la de dejarse interpelar por el Espíritu Santo, que nuestra fe no sea ideológica.
“Dejarse hablar por el Espíritu Santo: ‘Eh, he escuchado esto… ¿qué es, Padre, un sentimentalismo?’, ‘Podría ser, pero no. Si tú vas por el camino justo, no es sentimentalismo’. ‘He sentido el deseo de hacer esto, de ir a visitar a ese enfermo o de cambiar de vida y dejar lo otro…’. Escuchar y discernir, discernir lo que siente mi corazón porque el Espíritu Santo es el maestro del discernimiento. Una persona que no tiene estos movimientos en el corazón, que no discierne lo que sucede, es una persona que tiene una fe fría, una fe ideológica. Su fe es ideología”.
Preguntémonos cómo es nuestra relación con el Espíritu Santo
Este era “el drama” de esos doctores de la ley que luego arremetían contra Jesús. El Papa exhortó a interrogarnos sobre nuestra relación con el Espíritu Santo:
“¿Le pido que me guíe por el camino que debo elegir en mi vida y todos los días? ¿Pido la gracia de distinguir lo bueno de lo menos bueno? Porque lo bueno de lo malo se distingue rápido. Pero está el mal escondido que es el menos bueno pero que tiene escondido el mal. ¿Pido esa gracia? Esta pregunta tiene que hacerse carne hoy en vuestro corazón”.
Es necesario preguntarse si tenemos el corazón quieto o movido por el Espíritu Santo. El Papa invitó también a interrogarse si cuando viene el deseo de hacer algo, pedimos al Espíritu Santo que nos inspire, que “diga sí o no”, o si solo hacemos los “cálculos mentales”.
En el Apocalipsis el apóstol Juan inicia invitando a las “siete Iglesias”, las siete diócesis de ese tiempo a escuchar lo que el Espíritu Santo les dice. Pidamos también nosotros esta gracia de escuchar lo que el Espíritu Santo dice a nuestra Iglesia, a nuestra comunidad, a nuestra parroquia, a nuestra familia”, y a “cada uno de nosotros”, concluyó el Papa, “la gracia de aprender este lenguaje de escuchar al Espíritu Santo”.