Ópera prima del actor Macon Blair para Netflix Tal vez la frase que resume el espíritu de esta película sea la que pronuncia la protagonista en una escena, cuando le preguntan qué es lo que quiere: Que la gente no sea tan cabrona (en los subtítulos… aunque en la versión original el insulto es “asshole”, es decir “gilipollas”).
Ruth (Melanie Linskey) es una auxiliar de enfermería soltera y solitaria que observa a diario, entre la furia y la impotencia, el comportamiento poco amable y sin modales de muchos ciudadanos: el chaval que cada día hace caer productos de los estantes del supermercado y no se agacha a recogerlos, el dueño del perro que no recoge los excrementos que el animal deja en las aceras y en los jardines, el conductor que da marcha atrás con su vehículo sin fijarse en que ella va a cruzar…
En esa atmósfera que la enfurece y la deprime, y que la ahoga en una especie de angustia existencial, un día llega a casa y descubre que la han desvalijado.
Recurrir a la policía no le soluciona gran cosa, y como pronto obtiene pistas de quién podría ser el autor del robo, decide recuperar sus posesiones por sí misma… con la ayuda de un vecino de aspecto nerd, Tony (Elijah Wood, casi irreconocible), que posee vagos conocimientos de las artes marciales.
Macon Blair, al que el cinéfilo recordará como el protagonista de la magnífica Blue Ruin (de Jeremy Saulnier, quien también contó con él para un papel secundario en Green Room), debuta en la dirección con este thriller de humor negro, una modesta y muy recomendable producción para Netflix de extenso título (Ya no me siento a gusto en este mundo, en la traducción española).
Es uno de esos filmes que, a la manera de los Coen, mezclan el crimen con la comedia y se sirven de personajes excéntricos y estrafalarios para retratar un espacio cotidiano en el que la maldad y la locura están siempre a la vuelta de la esquina.
Ruth sólo quiere recuperar lo que es suyo, como hacía Porter (Mel Gibson) en la estupenda Payback, y su rabia de ciudadana que un día estalla nos recuerda levemente al D-Fens (Michael Douglas) de la impactante Un día de furia. Sus miradas a la gente que va arrasando por la vida y sin pensar en el prójimo logran que el subtexto de la película le confiera solidez a la misma. Ruth no se siente confortable en este mundo, pero tampoco quiere abandonarlo, tiene pánico a la muerte.
No estamos sólo ante un thriller de ladrones y personas corrientes que deciden pasar a la acción porque las autoridades no mueven un dedo, sino también ante una reflexión sobre la maldad en un entorno vecinal inhóspito. Ésa es una de las grandes bazas de la obra de Macon Blair, responsable también del guión, y quien al parecer se inspira en el robo que perpetraron en su apartamento, hurtándole entre otras cosas el ordenador (como le sucede a la protagonista).
En Sundance, por cierto, ganó el Gran Premio del Jurado. Una pena que los dos actores, Elijah Wood y Melanie Linskey, no se llevaran también algún galardón porque sus interpretaciones son admirables. Sin llegar a los niveles de calidad de, por ejemplo, Sangre fácil, el debut de Blair es muy prometedor.
Ficha Técnica
Título original: I Don’t Feel at Home in This World Anymore
País: Estados Unidos
Director: Macon Blair
Guión: Macon Blair
Música: Brooke Blair & Will Blair
Género: Comedia / Crimen / Drama
Duración: 93 min.
Reparto: Melanie Lynskey, Elijah Wood, David Yow, Jane Levy, Devon Graye, Christine Woods