Una columnata es una secuencia de columnas, pero con la particularidad de que todas las columnas están unidas por un arquitrabe común.
De todas las columnatas, quizás la más famosa sea la que recibe, como un cálido abrazo abierto, a los fieles que visitan la basílica de San Pedro mientras rodea la plaza homónima.
Esta columnata, diseñada por el famoso artista renacentista Gian Lorenzo Bernini, de hecho, es un elemento prácticamente independiente que fue añadido a la basílica de San Pedro durante una de sus sucesivas remodelaciones.
Cerrado y abierto a la vez
La columnata crea un espacio al mismo tiempo cerrado y abierto, dependiendo de dónde se sitúe el visitante.
Mientras se camina por la plaza, el imponente grosor de las columnas crea la ilusión de ser un espacio cerrado, ya que las columnas parecen superponerse.
Sin embargo, si un visitante se acerca a cualquiera de las fuentes en la plaza, las columnas parecen separadas y permiten ver el resto de la plaza y los alrededores.
Ahora bien, la columnata del Vaticano no es la única que recibe peregrinos en un gran santuario católico. De hecho, en el santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, una columnata de 200 columnas une la basílica principal con los edificios anexos al recinto.
Es un conjunto diseñado por el arquitecto António Lino, que incluye 14 altares entre los 200 pilares de la columnata. En cada uno de estos altares hay una imagen del Via Crucis, que normalmente culmina en una decimoquinta estación representando la Resurrección de Cristo.
Destino preferido de 4 millones de peregrinos
Otras doscientas estatuas se alzan desde lo alto de la columnata de San Pedro. En Fátima encontramos solo diecisiete estatuas.
Cuatro de ellas representan a los cuatro grandes santos portugueses, cada estatua con más de tres metros de altura: san Juan de Dios; san Antonio de Lisboa; san Juan de Brito, y beato Nuno de Santa María.
Las otras estatuas, más pequeñas, representan a otros santos, casi todos ellos fundadores de órdenes religiosas; desde santa Teresa de Jesús e Ignacio de Loyola a san Simón Stock y san Marcelino Champagnat.
Aunque es considerablemente más pequeña que la de San Pedro, la columnata de Fátima sigue siendo el destino preferido de unos 4 millones de peregrinos cada año.