“El mayor milagro de Medjugorje es la Confesión”El santuario mariano de Medjugorje puede ayudar a saciar la “santa sed” de los 2,5 millones de peregrinos que viajan allí anualmente, afirmó el obispo Henryk Hoser, enviado especial del papa, el pasado miércoles.
El prelado ofreció ayer día 5 de abril su primera rueda de prensa tras su llegada el 29 de marzo a la aldea en Bosnia y Herzegovina.
Mientras recordaba la “crisis de fe” actual en el mundo, el obispo Hoser destacó que el santuario de Medjugorje puede saciar a los peregrinos de su “sed por lo sagrado y por la oración”.
El prelado observó que, a través de su experiencia en Medjugorje, los peregrinos “descubren y redescubren” los medios ordinarios hacia la santificación: “la celebración de la Sagrada Eucaristía, la trasmisión de la Palabra de Dios y los sacramentos”.
“Aquí las personas reciben lo que ya no pueden recibir en su hogar”, afirma. Según el enviado papal, “en muchas religiones, la confesión individual no existe; no hay adoración del Santo Sacramento ni Viacrucis; y no se recita el rosario”.
“El mayor milagro de Medjugorje es la Confesión”, añadió, antes de dar las gracias a “todos los sacerdotes que han venido aquí a escuchar en confesión”.
Así se da testimonio de que la adoración y la oración en el santuario son algo “profundamente cristocéntrico”, declaró el obispo Hoser.
El enviado especial del papa subrayó la importancia de los 2,5 millones de peregrinos que visitan Medjugorje cada año, en comparación con los 6 millones que van al santuario en Lourdes (Francia), que ha existido durante más de 150 años.
Los peregrinos “sienten lo sagrado en Medjugorje, también a través del cuidado de la Santísima Virgen María”, observó.
A lo que el obispo Hoser añadió: “Medjugorje es un lugar de verdadera devoción mariana”.
El prelado no trató de hacer ningún tipo de pronunciamiento definitivo en relación a las apariciones marianas que supuestamente han tenido lugar durante 36 años. La misión que le ha confiado el papa, declaró, es puramente pastoral.