¿Donde quedará entonces la trascendencia?¿La humanidad conseguirá la inmortalidad? ¿Hasta dónde llegarán los avances tecno-científicos? Según el transhumanismo muy lejos. Esta corriente defiende que llegaremos a ser inmortales, superhumanos en un estado de superbienestar y con supercapacidades porque la especie humana, en su estado actual no representa el final del desarrollo, sino una fase bastante primitiva.
Recientemente se ha celebrado en Barcelona la jornada “Inteligencia Artificial y Transhumanismo” organizada en Barcelona recientemente por la Fundació Casa de la Misericordia en colaboración con otras organizaciones, entre ellas Aleteia. La sesión sirvió para analizar estos fenómenos de la mano de diversos expertos internacionales.
En la ocasión, el Profesor Bernard Ars, médico-cirujano experto en Otorrinolaringología y Doctor Honoris Causa por la Universidad Carol Davila de Bucarest, habló de la utopía transhumanista y explicó que “reside en la transformación de nuestra concepción de la vida y sobre todo de la condición humana; trata de convencernos de la anormalidad de nuestra condición actual y rechaza cualquier idea de trascendencia”.
¿Hasta qué punto llega la ruptura antropológica que puede darse? ¿Dónde quedan los límites morales y éticos? ¿Y la espiritualidad? El profesor Ars resume el transhumanismo en 6 claves:
1. No tiene límites: es una lucha continua contra la muerte, aunque implique modificaciones biofísicas de los humanos que los convierta en cíborgs y que haga que partes de su cuerpo sean herramientas tecnológicas.
2. Denuncia la especie humana: el valor del ser humano es relativo, no es inmutable y no tiene el monopolio del respeto y la dignidad. De hecho, según aseguró el Doctor hablando del transhumanismo, “lo que separa al Hombre de los demás seres vivos son sólo diferencias graduales”.
3. No entiende de género, raza ni etnia: porque el humanismo moderno ha dado preferencia al hombre masculino blanco y occidental. En cambio esta corriente denuncia las discriminaciones.
4. Permite escoger la morfología del cuerpo: el ser humano es libre de cambiar su cuerpo y de elegir diversas opciones de procreación. Con su cuerpo el hombre se comunica. ¿Hasta qué punto se puede mantener la relación con el entorno y los Otros si se modifica el cuerpo?
5.Mira siempre adelante: sólo va hacia el futuro y sólo ve una evolución perpetua. El humanismo moderno tiene la Historia como referencia, pero para el transhumanismo, según Ars, “el futuro de lo humano no dependerá más de su pasado”.
6. Se basa en el materialismo: que además, explica el Doctor, “evoluciona con las tecnociencias, sus instrumentos y sus conceptos operatorios”. Así, ve la evolución como una mejora técnica, pero se debe recordar que los humanos asumen la responsabilidad de sus actos. Si sus capacidades se robotizan y deja de poder tomar decisiones por sí mismo, “se convierte en inhumano”.
Ante esta corriente, el Doctor advirtió que “el cuerpo humano es una cantidad de materia determinada, organizada de una forma específica, viva, en la que una especie de finalidad intrínseca, inmaterial, organiza y mantiene esta materia según un proyecto que trasciende”. No somos pues máquinas, ni podemos llegar a actuar como tales porque tenemos conciencia de nuestros actos, de sus consecuencias, necesitamos de la relación con el entorno y con los demás, somos seres sociales.
En este sentido, el doctor puso también sobre la mesa la dificultad humana de aceptar su finitud y fragilidad. Además, se preguntó “Si la experiencia humana se mecaniza, ¿dónde queda la trascendencia?”. Para él, si esta nueva corriente quiere ser un humanismo, debe aspirar a una transcendencia, ya que “el hombre no puede ser hombre más que yendo más allá de sí mismo”.