Conozca la decisión que busca poner el acento en el santuario y no en los mensajes privadosEn mayo 2016 publicábamos en Aleteia que el obispo de San Nicolás de los Arroyos, Argentina, había considerado en un decreto que tras tres décadas de investigación tenía la “suficiente certeza para concluir que el caso mariano de San Nicolás de los Arroyos exhibe carácter sobrenatural y es digno de creencia”.
Pero monseñor Héctor Cardelli se retiró por edad, y el nuevo obispo monseñor Hugo Santiago acaba de confirmar que no se continuarán divulgando los mensajes que la vidente recibiría de la Virgen María.
La decisión ha publicado consternación en muchos, que interpretan que con la decisión se desmiente todo lo ocurrido en San Nicolás.
¿Ha sido así? No. No es que el nuevo obispo rechace el acontecimiento mariano que ha convertido a San Nicolás en uno de los principales puntos de peregrinación de la Argentina. No ha puesto en duda ni lo que comenzó a ocurrir en 1983, ni está asegurando que la madre de familia que habría de recibir mensajes de la Virgen esté mintiendo.
No cuestiona que las revelaciones privadas que llevaron a la construcción del santuario hayan sido “dignas de fe”. Por el contrario. La intención del prelado es proteger la fe mariana en María del Rosario de San Nicolás, e incluso, a la señora que recibiría las revelaciones privadas de la Virgen.
En un video divulgado desde el Arzobispado, el obispo aclara: “Para que el acontecimiento mariano siga siendo digno de fe es conveniente poner fin a la divulgación de los mensajes escritos por la señora, que seguiré recibiendo y guardando en los archivos del obispado para que, en el futuro (cuando ni nosotros ni la señora estemos en esta tierra), sean analizados por la Iglesia, porque la Iglesia no canoniza a nadie en vida”.
Para el prelado, quien consultó la decisión con la Santa Sede, los mensajes de la Virgen a la señora, de carácter privado, son “suficientes” y al evitar su divulgación se estaría evitando “que dichos mensajes se desvirtúen”. Los mensajes se publicaban en una novena diocesana. La decisión ya se había tomado en 1990 y había sido sugerida por teólogos y psicólogos para poner el acento en el santuario, y no en los mensajes de la revelación privada, que deben “estar al servicio de la revelación sobrenatural que se da a través de las Sagradas Escrituras, la tradición y el Magisterio”.
Según fundamenta, se trata de “dejar de publicar los mensajes para que el acontecimiento mariano de San Nicolás siga siendo digno de fe y nos lleve a seguir a Cristo a del través Año Litúrgico, el cual nos presenta toda la vida de Cristo y María. Y es el lugar que la Iglesia nos propone para crecer en la fe católica”.
El origen de la devoción
En 1983, varios rosarios en varias casas de San Nicolás de los Arroyos, a 240 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, se iluminaron misteriosamente. El 25 de septiembre, mientras rezaba ante este extraño acontecimiento, la Virgen se le habría aparecido a una laica madre de familia, y le pidió que buscase una imagen de ella que había sido bendecida por un Papa y estaba olvidada. La imagen a la que hacía referencia fue hallada en el campanario de la catedral, y se trataba de una imagen de María con el niño en brazos que había sido bendecida por León XIII con motivo de la inauguración del templo parroquial.
En todo momento la mujer mantuvo un bajo perfil, y se puso a disposición de la Iglesia. No ha dado ni entrevistas, ni conferencias, ni ha dejado su humilde hogar a cuadras de donde se erigió, con el apoyo y acompañamiento de los sucesivos obispos, el Santuario de María del Rosario de San Nicolás, tal como lo habría pedido la Madre del Señor a la madre de familia, de nombre Gladys.
La vidente siempre ha acercado las visiones que continuaría teniendo, a los sucesivos obispos. Lo que cambia ahora es que esos mensajes, por su carácter privado, y para evitar que se desvirtúen con ideas propias, serán reservados para su posterior análisis. Se trata, como es sugerido en estos casos y expresó monseñor Santiago, de “poner el acento, no en los mensajes, que es el acontecimiento originante, sino en el santuario como Casa de Dios, en el cual se venera la imagen de Nuestra Señora de San Nicolás, y en la conversión de los peregrinos que llegando al santuario sentían deseos de confesarse, celebrar el sacramento de la Reconciliación como una gracia de la Virgen”.