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Cómo explicar el luto a los niños

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Gelsomino del Guercio - publicado el 10/03/17
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10 consejos para comunicarles la muerte de una persona querida y evitar que sufran un trauma¿Cómo se le explica a un niño que una persona querida ya no está? Evitar antes que nada que el pequeño pueda sufrir un trauma.

La página holandesa dedicada a la educación http://www.ouders.nl (tomado de Famiglia Cristiana) explica que el luto varía según la edad del niño y muestra las diferencias en las distintas franjas de edad.

Cuatro “franjas”

Grosso modo, se puede afirmar que los niños hasta los tres años difícilmente distinguen entre cosas vivas y no vivas, pero perciben bien la atmósfera y las emociones.

Entre los tres y los seis años, la diferencia entre la vida y la muerte se entiende, pero es difícil comprender el carácter definitivo de la muerte. Tienden a hacer muchas preguntas, entre ellas, “¿cuándo vuelve?”, como si se tratara de un largo sueño o unas vacaciones.

De los seis a los nueve años se comprende el carácter irreversible de la muerte, aunque el concepto de “para siempre” es difícil de aferrar. Pueden nacer sentimientos difíciles de gestionar, que pueden llevar consigo inseguridad y ansiedad, y como defensa se tienden a negar.

Entre los nueve y los doce años los niños saben que aquello que vive puede también morir. Tienden, sin embargo, a no solicitar mucha atención porque prefieren vivir su disgusto solos, para no parecer aún chiquitos. Puede, sin embargo, suceder que se hagan los “duros”, poniendo un muro entre ellos y el dolor, buscando esconder sus emociones más auténticas.

Algunos consejos prácticos para quien se encuentra en una situación similar.

1 – Decirlo de manera gradual

Ningún padre dirá brutalmente a su hijo que no verá más al abuelo o a la tía. Quien es creyente puede enviar mensajes de esperanza como “un día nos encontraremos todos en el Paraíso”. “Es bueno acercar gradualmente al niño a la verdad – dice el psicoterapeuta Fulvio Scaparro en el Corriere della Sera del 22 de febrero – si aún no conoce el concepto de muerte. Y explicar, por lo tanto, que el abuelo se fue a un largo viaje y no lo volveremos a verlo por mucho tiempo. Esto no quiere decir mentir, sino enfrentar el evento en la manera y en el tiempo adecuados. Los niños son muy prácticos y preguntarán: entonces ¿quién me llevará al parque? Al no ver más al abuelo se habituarán con el tiempo a su ausencia, luego el niño se volverá grande y se dará cuenta que existen ceremonias de adiós para las personas queridas, los funerales”.

2 – Evitar llorar en su presencia

Los niños se verán condicionados a partir de la reacción de sus familiares. “Si encuentran en casa un ambiente de llanto y desesperación ellos también llorarán, pero no porque estén disgustados porque el abuelo se murió, sino simplemente porque los demás lloran: ellos ven el mundo con los ojos de quien los cuida, y aunque les hayas dado explicaciones de esperanza, prevalecerá el mensaje de la desesperación”.

3 – Compartir el sufrimiento

El sufrimiento no debe esconderse, se puede incluso compartir, pero con el tacto adecuado porque tenemos enfrente niños que se angustian al ver que no comemos o que estamos siempre llorando, todas ellas son señales que se vinculan a la falta de esperanza. Si el niño se entristece y dice: “extraño a papá” es adecuado compartir, diciendo: “lo sé, te entiendo,yo también lo extraño”. También es bueno hablar de él y recordar juntos alguna anécdota vivida.

4 – El funeral

“En general creo que los niños pueden asistir a un funeral porque es un ritual importante para la separación. Es una ocasión para despedirse de la persona a quien han querido y es el primer contacto con la realidad”, subraya el profesor Fulvio Scaparro, que, sin embargo, advierte: “Efectivamente, si se trata de un funeral en que se prevé que haya escenas de desesperación porque quizá la muerte fue imprevista, entonces sí, es mejor dejar a los niños en casa. Si, en cambio, se prevé una gran tristeza pero con una actitud de compostura, entonces estoy a favor de la participación de los más pequeños, quizá a cargo de una persona que no esté involucrada directamente en el luto”.

5 – Explicar que la vida sigue

Es importante transmitirle al niño el mensaje de que la vida sigue y que nos esperan aún momentos de felicidad. No hay que ser bruscos, pueden ayudar las referencias a los ciclos de la naturaleza como “las hojas del árbol caen y mueren, pero el árbol sigue viviendo”. O cuando hay mayor consciencia, se pueden aprovechar las ocasiones como la muerte de una planta o de un animal para llegar gradualmente a entender el significado de la muerte.

6 – El recuerdo siempre está vivo

“El aspecto positivo a subrayar – prosigue Scaparro – es que quizá no veremos más al abuelo, pero su recuerdo permanecerá siempre con nosotros, así como sus enseñanzas, inculcando la idea de que quien muere deja siempre algo. Hablar, compartir esa añoranza, mirar juntos una fotografía y recordar un bello momento con el niño ayuda en el camino de la aceptación”.

7 – Suavizar la realidad

Los niños cuando ven dibujos animados están en contacto con la muerte. A veces se conmueven porque muere un personaje. En ese caso, significa que se están volviendo empáticos, que se conmueven profundamente. Cuando un niño llega a decir “¿pero un día tú tampoco estarás?” quiere decir que ha accedido a la realidad de la vida y toma en cuenta que un día también los padres se irán.

Respecto a la madre y al padre conviene suavizar el tema, sin contar mentiras, y decir algo por el estilo: “Sí, pero no hay prisa, yo en este mundo quiero estar todavía un poco”. Se llega a aceptar la muerte con la experiencia.

8 – Nunca eludir la verdad

En el portal www.nostrofiglio.it se precisa: cualquier estrategia que se decida utilizar a la hora de explicar la muerte a los niños, lo importante es no ser evasivos frente a sus preguntas. Sean preguntas secas, directas, despiadadas. Los padres no deben nunca responder con frases del tipo: “lo entenderás cuando seas grande”, o “esta es una pregunta complicada ahora, verás que un día hablaremos de ello”. Es necesario encontrar la manera más afín al propio estilo de pensar y con extrema delicadeza ofrecer respuestas exhaustivas a los hijos.

9 – Niños en el cementerio

Ir al cementerio es también un gesto laico, se va para mantener vivo el recuerdo de la persona fallecida. Por eso es aconsejable llevar también a los niños, a partir de los tres años, aunque muchos prefieran dejarlos en casa, yo no lo considero adecuado.

Al ir con la familia al cementerio se da la posibilidad de explicarles dónde descansa el ser querido, aunque sólo se diga: “En este momento duerme aquí, pero sigue viviendo con nosotros a través de nosotros, que mantenemos vivo el pensamiento también cuando vamos a visitarlo”.

10 – Elaboración del luto

La psicóloga Francesca Broccoli en su blog explica: “Cada niño encontrará su personal y modo específico de elaborar el luto. Es extremamente importante preparar, acompañar y apoyar al niño que se encuentra enfrentando la muerte de un pariente”.

¿Por qué? “Porque esa experiencia representará una ocasión de aprendizaje fundamental, en base a la que enfrentará las siguientes experiencias de pérdida durante su vida”.

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