Segunda parte de la entrevista a José Miguel Cuevas, psicólogo dedicado a atender a víctimas de sectasEl Ayuntamiento de Marbella (Málaga, España) es la única administración pública en todo el país que cuenta con un programa de atención a víctimas de sectas. Después de explicar la historia y funcionamiento de este interesante servicio en la primera parte de esta entrevista, su responsable, el psicólogo José Miguel Cuevas Barranquero, sigue aclarando los términos en torno a este tema.
¿Puedes dar algún índice de “éxito” en el trabajo con los afectados por las sectas?
El índice de éxito para los familiares sería la “normalización” de sus relaciones con el afectado, el conseguir que la relación vuelva a ser como era antes de su ingreso, puesto que en estos grupos las relaciones sociales se ven muy deterioradas, puesto que al grupo le interesa que no haya críticos y que nadie se entrometa en la dependencia y en el abuso que desarrollan.
En cuanto a los afectados, la recuperación de pertenecer a un grupo abusivo pasa por salir de él, si bien indicadores más fiables serían los relacionados con una reinserción social en toda regla. Y no me refiero a la cuestión laboral, que también es importante, sino a volver a reintegrarse a redes sociales normalizadas, ser capaz de relacionarse con el mundo sin considerarlo “un enemigo”.
Otro indicador importante es la salud mental, en la valoración inicial se realiza una exhaustiva evaluación sintomática y podemos medir si efectivamente, existe mejoría en esos parámetros. Desgraciadamente las víctimas suelen salir de estos grupos con síntomas muy variados: síntomas ansioso-depresivos, síntomas obsesivos, trastornos disociativos, fobias, etc.
Normalizar, conseguir reducir o eliminar estos miedos, modificar esquemas de pensamiento rígidos, volver a confiar en las relaciones personales, mejorar la autoestima…. conseguir que la persona pueda reestablecer su salud mental es una prioridad dentro del programa de atención a las víctimas.
El modelo de atención es biopsicosocial, contando con programas de tratamiento sanitario adaptados a esta problemática tan particular y desarrollando terapias a medida y centradas en los objetivos de nuestros usuari@s.
En ocasiones también necesitamos intervenir con la familia o la pareja, pero sobre todo, conseguir que el paciente comience a razonar con objetividad y racionalidad, evitando los esquemas sectarios y catastrofistas aprendidos dentro del grupo.
Hay que tener en cuenta que en una secta se enseña a odiar y rechazar al enemigo y éste es prácticamente todo aquel que critica al grupo. Un indicador positivo que en ocasiones también podemos usar es que el afectado, por ejemplo, pueda hablar bien de sus padres, de su pareja o de aquellos con los cuales el grupo ha intentado enfrentarlos.
Supongo que os llegará gente de otros lugares, de fuera de Marbella… ¿también los atendéis?
Sí, nos llegan muchos casos de la provincia de Málaga. La Costa del Sol es un hervidero de grupos manipulativos, la gente no puede imaginar con objetividad la plaga sectaria… que ya no es que esté a nuestro alrededor, es que raramente no afecta a nuestro medio más cercano.
Hay infiltración en los lugares menos sospechosos: universidad, centros culturales, fiestas, lugares de ocio, … y por supuesto en las relaciones sociales , con la captación a través de personas de confianza.
También atendemos a personas de fuera de la provincia, el programa no discrimina a nadie en base a su procedencia, siempre y cuando sea posible. A veces hacemos incluso seguimiento telefónico, si bien recomendamos que alguna sesión sea presencial.
¿Qué otros programas echas en falta por parte de las instituciones públicas? ¿Por qué crees que no hay otras iniciativas semejantes a nivel estatal, autonómico y local?
Echamos en falta todo lo relativo a esta problemática. En realidad no hay planes nacionales ni autonómicos… tampoco municipales, que integren intervenciones en esta cuestión, a pesar del compromiso español, como miembro estado europeo, de contar con centros de tratamiento y prevención.
España debería contar con centros especializados que se encargaran de desarrollar programas de prevención y tratamiento en esta grave problemática. También se necesita trabajar mucho con los medios, que cada vez colaboran más y cada vez se muestran más sensibles ante esta terrible problemática.
Los políticos deben escuchar a las víctimas y atender estas necesidades. Todos los problemas son relevantes, más allá de los números y los porcentajes, pero es que además en este caso concreto el problema está creciendo y extendiéndose.
Las cosas se están haciendo muy mal que incluso aspectos tan importantes y que deberían ser intocables, están siendo afectados. Me refiero a cómo esta problemática está afectando a la sanidad, o incluso a ámbitos educativos… por no hablar de la crisis familiar que se genera cuando se afecta a una sola persona.
Hay gente que piensa que no debería existir un servicio como éste, ya que estamos hablando en la mayor parte de los casos de adultos. ¿Están en las sectas porque quieren o realmente han sido víctimas de un proceso de manipulación?
Siempre que escucho este alegato pongo distintas razones. Una de ellas es que los niños, que no han elegido pertenecer a ningún grupo, también acaban siendo víctimas de la pertenencia grupal de sus padres (o de la pertenencia de uno de ellos).
Crecer en un ambiente sectario te incapacita para desarrollar una identidad personal y social saludable… son personas que son entrenadas en la obediencia grupal. En estos casos es como si los padres sectarios cedieran la responsabilidad de la crianza al grupo en cuestión.
Hablamos de grupos que no sólo introducen ideas desacertadas y contrarias a la ciencia, sino que incluso se meten en la disciplina y educación familiar; algunas promueven estilos de crianza patógenos, que generan grandes problemas.
Niños y niñas que pueden crecer con culpas innecesarias, con miedos adquiridos, con relaciones alteradas porque no conviven con normalidad con sus compañeros de clase (cuando van al colegio, en algunas la secta se encarga de la educación o “adoctrinamiento”).
Pero este no es el único motivo. Cuando alguien entra en un grupo sectario lo ha hecho bajo una captación engañosa, donde se le ha ocultado información clave y necesaria, donde se han empleado técnicas manipulativas con objeto de crear dependencia.
Nadie entraría en una secta si conociera las consecuencias, pero el adoctrinamiento es sutil, gradual y llega un momento en el que la persona pierde su capacidad de razonamiento crítico.
Las personas desde fuera suelen pensar que son los “débiles” los que entran en las sectas, pero mi consulta está llena de pacientes con carreras universitarias, profesionales, trabajadores, padres o madres de familia… personas como tú o como yo, que nunca pensaron verse envueltas en esto.
A veces se entra en una secta yendo a un supuesto profesional… incluso he tenido algún caso en el que alguien ha entrado de la mano de un profesor/a.
El que piensa que el que entra en una secta lo hace por propia voluntad es una persona que no conoce esta problemática y desgraciadamente, este desconocimiento, lo hace más vulnerable.
Saber los mecanismos de captación y engaño que utilizan, por ejemplo, es un buen método preventivo, al igual que también pueden ayudar para prevenir otras formas de abuso psicológico, como el acoso escolar, el acoso laboral, o incluso el abuso en un contexto de pareja.
Las personas deben aprender a ser libres y a saber que en ocasiones, puede resultar fácil vulnerar nuestra libertad. Existen mecanismos psicosociales de influencia en los que las personas normales podemos caer… las sectas conocen bien estos mecanismos y cómo explotarlos con eficacia.
Las víctimas a las que ayudáis, ¿pueden reinsertarse en la sociedad con toda normalidad? ¿Qué dificultades encuentran? ¿Hacéis algún tipo de seguimiento con ellas?
Ese es uno de los principales propósitos. No resulta fácil en ocasiones, aunque resulta una prioridad el trabajarlo desde el principio. En los casos más graves te encuentras que la persona ni siquiera se conoce. En el grupo se le ha dicho qué le gusta, qué no le gusta, cómo debe vivir… y debe empezar a reaprender (o aprender si ha sido criado en una secta) cómo es y a saber elegir por sí mismo.
Hacemos un seguimiento estrecho de la reinserción social y familiar y es una de nuestras grandes prioridades, pues la recuperación psicológica pasa también por contar con un adecuado apoyo social.