Principales desafíos del mundo periodísticoUn concepto ha hecho furor en el mundo: la post-verdad. Es decir, algo que está más allá de la verdad de los hechos; una corriente en que los hechos objetivos tienen mucho menor influencia en la formación de la opinión pública que las emociones o las creencias personales.
¿Es posible que todavía pueda haber periodismo en un entramado tan de rechazo de la objetividad, de la transmisión de los hechos? ¿Cómo puede reaccionar la ética periodística frente a la “sociedad de los *fellings*”?
Un reciente informe de la Red de Periodismo Ético (EJN, por sus siglas en inglés), pone en la palestra los principales desafíos que deberán enfrentar los periodistas en la denominada “era de la post-verdad”, en la que los hechos y la opinión informada han sido indiscutiblemente relegados a favor de la propaganda y la desinformación.
El estudio publicado en el sitio web de la red de periodistas internacionales del EJN, está compuesto por una serie de ensayos de periodistas y académicos y ofrece ejemplos de los retos a los que se enfrentan los medios en Estados Unidos, Reino Unido, India, Turquía y otros países.
Según el informe, son tres los principales desafíos identificados:
1. Enfrentar, desde la ética periodística el discurso del odio y de la intolerancia y a los funcionarios públicos que la impulsan como programa de gobierno o como opción de cohesión social. Y, en los medios, tener la fuerza necesaria para que la sección de comentarios no sea un foro para la violencia y la discriminación
2. El segundo desafío se refiere a la discusión ética detrás de la publicación de fotografías virales de violencia y muerte, y detalla que, mientras los periodistas continúen informando sobre problemas graves como el conflicto sirio, la migración masiva y la crisis de refugiados, seguirán confrontando dilemas al considerar la ética en la fotografía
3. El tercer desafío representa el trato correcto con las fuentes y verificar las noticias online. Las fuentes no pueden ser empujadas a una situación de violencia en su contra, y las redes sociales, dice el estudio, deben verificarse para que una imagen o video procedente de las redes sociales no haya sido alterado; identificar y luego ponerse en contacto con la fuente original del contenido encontrado en las redes sociales, con el fin de corroborar de dónde proviene dicho contenido y si realmente está mostrando lo que pretende mostrar
Desde luego, concluye el estudio, no se puede dar una guía determinada para enfrentar el fenómeno de la post-verdad, pero sí tratar de garantizar que el lector no está siendo llevado a un callejón sin salida o que se está siendo cómplice de un discurso de odio.
Finalmente, se trata de que la verdad y la objetividad periodísticas triunfen sobre las emociones, los sentimientos y las opiniones provenientes de personas que actúan sin conocimiento de causa o que falsifican los contenidos de redes sociales para alimentar la violencia social.