No es lo mismo una cosa que otra: conviene aprender a distinguir
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No son enfermedades nuevas, siempre han existido, pero sí que hasta hace relativamente poco no se consideraban como tales o no existían los métodos para tratarlas o diagnosticarlas. Ahora casi todos conocemos a un sobrino, amigo o vecino que tiene algún tipo de alergia o de intolerancia. Pero ¿qué diferencia hay entre una y otra? y ¿cómo puedo distinguirlas?
Las alergias alimentarias
Las alergias alimentarias son respuestas exageradas y desproporcionadas de nuestro sistema inmunitario hacia un alérgeno, una sustancia que en principio debería ser inofensiva pero que nuestro cuerpo lo “confunde” con una amenaza.
Las alergias alimentarias no solo provocan que nos sintamos mal, sino que pueden llegar a causar reacciones graves e incluso la muerte si no se trata. En algunos casos incluso se puede producir la reacción alérgica sólo con tocar o inhalar el alimento.
Los síntomas básicos que nos puede hacer pensar que estamos ante una reacción alérgica son:
- De piel: urticaria o inflamación. Cuando esto suceda, hay que aplicar compresas frías o tomar una ducha fría. Sirven también algunos anti histamínicos, pero deben aplicarse bajo supervisión médica.
- Faringe y mucosas: tos, ronquera o rinitis. Aunque generalmente se presenta de forma leve, podría ser el preludio de un shock anafiláctico. En los casos más leves puede servir lavar la garganta con agua con sal, pero si evoluciona, es necesario llamar a urgencias.
- Sistema respiratorio: si se presenta en su forma más severa debe aplicarse una inyección de epinefrina o tomar anti histamínicos. Las personas que ya saben que tienen este tipo de reacciones deberían usar un brazalete identificador y llevar siempre encima epinefrina…además de llamar a urgencias.
- Aparato digestivo: dolor de estómago, vómitos, diarreas, nauseas. Para ello hay medicamentos bloqueadores que no requieren prescripción médica y que pueden ayudar con los síntomas, pero después hay que acudir al especialista. Sobre todo, hay que evitar la aspirina o el ibuprofeno.
- Otros: picor en los ojos, dificultar para tragar, desmayos, hinchazón en los labios o lengua.
Cuando se ha detectado alguna reacción alérgica, hay que dirigirse al médico que realizará una serie de pruebas para determinar a qué sustancias somos alérgicos.
En la actualidad el único tratamiento contra la alergia alimentaria es la eliminación del producto de la dieta. Últimamente, pero, se está investigando en tratamientos que modifiquen la respuesta de nuestro sistema inmunitario ante los alimentos alergénicos como los desensibilizadores orales, la inmunoterapia oral o las vacunas antialérgicas.
Las intolerancias alimentarias
Aunque en las intolerancias alimentarias hay también una reacción adversa ante un alimento, no hay una reacción inmunológica, sino que dichos alimentos causan una alteración en nuestra mucosa digestiva. Es decir, nuestro cuerpo no es capaz de digerir correctamente algunos elementos de nuestra dieta.
Los síntomas suelen ser náuseas diarreas, dolor abdominal, dolor de cabeza… Es decir, son síntomas parecidos a los de la alergia pero no son graves a corto plazo aunque no por ello menos importante para la salud.
La intolerancias más prevalentes son las del gluten (celíacos), lactosa o fructosa. Al igual que en las alergias, es importante acudir al especialistas (endocrinólogo o nutricionista) para realizar las pruebas necesarias para detectar la sustancia a la que se es intolerante. El tratamiento es parecido al de las alergias: dejar de consumir la sustancia a la que somos intolerantes, aunque en algunos casos las intolerancias pueden desaparecer con el tiempo.