Para añadir belleza a la vida cotidiana hay que usar la creatividad, y ser creativo no es una cualidad exclusiva de un grupo selecto de personas. No es algo particular de los propietarios de un estudio artístico o de los cualificados con un título en Bellas Artes. ¡Todos podemos ser creativos! No necesitamos fama mundial o miles de seguidores en Instagram que nos etiqueten como tal, solo necesitamos una pizca de valor.
Además, creativo no es un sustantivo; es un adjetivo. En la Carta de Juan Pablo II a los Artistas, el Papa escribe que
A cada hombre se le confía la tarea de ser artífice de la propia vida; en cierto modo, debe hacer de ella una obra de arte, una obra maestra".
En el ritmo acelerado de la vida diaria, a menudo dejamos a un lado la belleza en favor de la eficiencia. Sin embargo, según decía el papa Pablo VI también a los artistas, necesitamos "la belleza para no caer en la desesperanza". Así que decídete a comprar esas flores. Ponte las perlas para ir al supermercado. Todos dependemos de lo que Juan Pablo II denominaría "epifanías de belleza", por pequeñas que sean.
Con ese mismo espíritu, aquí hay cinco formas de hacer de tu vida una "obra maestra":
1La ropa que vestimos
Los jeans son maravillosos (y muy cómodos) pero inspiran poco. San Josemaría Escrivá, sacerdote español que fundó el Opus Dei, era honesto en su creencia de que la forma en que vestimos puede conducir a la gente a Dios. Si tus pantalones con motivos florales o tu falda le recuerdan a alguna persona las pequeñas alegrías de la vida o inspiran un poema en el metro, ¡hemos cumplido con nuestro objetivo!
2Ahuyenta el miedo a los errores
El temor a cometer algún tipo de error permanente nos dificulta la mayoría de nuestras incursiones en las aguas de la creatividad; y para vencer un miedo, es necesario enfrentarlo.
Para inspirarte, ¿por qué no pintar en las paredes un lema que te inspire a actuar siempre que tengas miedo del resultado?
Deja volar la creatividad (y la prudencia) y escribe unas cuantas líneas de tu oración, canción o poema favoritos en la pared de la habitación donde trabajes o duermas. Este pequeño gesto de rebeldía ayudará a poner ese temor en perspectiva y te inspirará siempre que lo veas.
3conecta con el otro
El contacto visual no solo crea un sentimiento de conexión (piensa en el acto reflejo de un bebé que busca el contacto visual de su madre), sino que también ensalza nuestra percepción del momento presente. Una investigación de la Universidad de París muestra que cuando mantenemos contacto visual con otros, somos más conscientes de nosotros mismos y más sensibles a nuestros propios pensamientos, creencias y sentimientos.
4Sal al aire libre
Bosques perennes abrigados por una gruesa capa de nieve blanca; tu aliento humeando ante tus ojos; el sol acariciando el horizonte, las olas que revienta incesantes... ¡A la naturaleza nunca le falta la inspiración! Así que cuando notes que se seca tu pozo de creatividad, ir a que te dé el aire debería ser tu primera línea de defensa. Y no necesitas ir a un destino especial, el parque cerca de casa puede ser suficiete.
Los Salmos están repletos de un rico simbolismo que ensalza la belleza de Dios en la naturaleza. En el libro The Privilege of Being A Woman (El privilegio de ser mujer(, la autora Alice Von Hildebrand escribe que "la auténtica creatividad en las criaturas depende de su grado de receptividad". Todo lo bueno, verdadero y hermoso viene de arriba. Si estamos radicalmente abiertos a recibir a Dios en nuestro entorno, la vida creativa es inevitable.
5Concédete perder el tiempo
Más que nunca, nuestro tiempo es un bien valioso. Hay múltiples proyectos, amistades y encuentros que compiten por nuestro tiempo y por ocupar espacio en nuestra cabeza en cualquier momento. Las personas más exitosas y ajetreadas saben cómo arañar tiempo para tener ocio libre de culpabilidades.
En una entrevista en la emisora de podcast y radio On Being, la escritora superventas del New York Times Elizabeth Gilbert ratifica el antiguo adagio: si necesitas que se haga algo, pídeselo a una persona atareada. "La mayoría de las cosas más hermosas e interesantes del mundo fueron obra de personas que no tenían bastante tiempo ni bastantes recursos ni probablemente educación alguna". Simplemente al hacer algo más hermoso de lo que tiene que ser, Gilbert afirma que derrotamos la trágica confusión de que la vida creativa pertenece a "una clase muy especial de personas".