Durante el voto matrimonial, la pareja acepta tener hijos. A veces sucede que uno de ellos no los desea. O “no por ahora”
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El noviazgo, el casamiento, el bebé. El orden es el lógico. Pero no siempre es así. A pesar de que uno de los cónyuges quiere tener un hijo, desde el otro lado oye un “no”.
Los datos del polaco Centro de Investigación de la Opinión Pública (CBOS) demuestran que tener un hijo es una prioridad para las parejas menores de 30 años de edad. Esto es muy diferente en el grupo de edad de entre 30 y 40 años. Solo a la mitad de los hombres y el 27% de las mujeres quieren ser padres.
Eva y Martín están casados desde hace cuatro años. Cuando se conocieron, Martín declaró que no quería tener hijos. Eva opinaba lo mismo. Sin embargo, desde hace poco empezó a sentir el instinto maternal. Empezó a desear tener un hijo. El marido no quiere oír hablar de eso.
Las conversaciones sobre este tema acaban, cada vez más a menudo, en peleas y en “días sin hablarse”. Martín pronuncia firmemente un “no” y amenaza con el divorcio. Ambos tienen un buen trabajo en la empresa y estabilidad económica.
“No me siento preparado para tener el bebé y la decisión de tener hijos debemos tomarla con mucha cabeza, sin prisas”, – dice el hombre. Eva decae anímicamente. Los argumentos de su marido no la satisfacen. Por otra parte, él la acusa de obligarle a ser padre. El compromiso sobre esta cuestión es difícil.
No quiero ser mamá
“La mujer no tiene por qué ser madre. Estoy casada hace dos años, pero esto no va a durar mucho tiempo. Mi marido quiere tener un bebé, pero por ahora yo no siento tal deseo.
La familia opina que no estoy bien y que con el tiempo cambiaré de opinión”, – dice Inés. Siente indiferencia al ver a los niños en la calle o en el parque infantil. Sí, a veces, su hermana le pide que cuide a sus hijos, pero ella no se siente ninguna emoción estando con ellos.
“Mis compañeras de trabajo intercambian recomendaciones y comentarios sobre el tema de los niños, su salud, sus enfermedades e intereses. A mi me aburre y no me aporta nada en mi vida”.
El marido de Inés la presiona cada vez más para tener un hijo. Al mismo tiempo anuncia que no va a ayudar en el cuidado del bebé, porque tiene que trabajar.
La posición de Adán no ayuda a tomar la decisión. “En la familia todos me critican, no entienden mi situación. Me siento cada vez peor”, – añade desesperada.
El tictac del reloj
“Antes de casarnos no hablamos de tener descendencia, ni cuándo tenerla. Me parecía obvio que después de la boda y después de un tiempo habría un niño”- dice Marlena.
Roberto recibía cariñosamente a sus sobrinos, jugaba con ellos, pasaba el tiempo junto a ellos. En compañía de los niños parecía ser feliz.
Marlena y Roberto se casaron hace tres años. “Cuando mencionaba a los hijos, Roberto se quedaba en silencio, sonriendo, asintiendo,” – dice ella.
Después de la boda, cuando Marlena mencionaba el tema de la ampliación de la familia, su marido se ponía nervioso, se iba a otra habitación.
Cada conversación se acababa en pelea. La mujer sueña con un hijo. Ama a su marido. No quiere dejarle. Espera que algún momento Roberto cambie de opinión.
¿A lo mejor una terapia?
Las razones por las cuales uno de los cónyuges no está de acuerdo con tener hijos, pueden ser muchas, entre otras:
- vivencias traumáticas de la infancia,
- errores en la educación dentro del hogar familiar,
- distintas prioridades y valores,
- falta de estabilidad profesional y económica,
- miedo de la auto-realización,
- miedo a las obligaciones y pérdida de la libertad.
El problema de la falta de consentimiento de tener hijos es complejo. No hay que coaccionar ni convencer a nadie por la fuerza.
“La base de la comprensión puede ser una conversación sincera, que se puede preparar con antelación.
Darse tiempo puede ser una manera de resolver el conflicto, pero la pasividad no siempre puede contribuir a modificar la actitud. Es difícil hablar de un compromiso, porque es una medida. En esta situación, hay, más bien dos direcciones”- observa Dra. Joanna Peszko Dzierżanowska, psicoterapeuta del Centro Psicodinámico de Opole (Polonia).
La falta del consentimiento de tener hijos es a menudo la causa de los conflictos en el matrimonio y de las crisis graves.
La decisión sobre este asunto debe ser tomada por ambas partes. En la reconciliación de los deseos conflictivos puede ayudar la visita a un psicólogo o el inicio de una terapia de matrimonio.