Proveniente de Sevilla, esta devoción se ha radicado en Venezuela de un modo único desde 1706Que la de la Divina Pastora es la procesión mariana más grande del mundo es algo de lo que los venezolanos, especialmente los larenses, se precian. Sin embargo, el título no deja de ser controvertido.
Cada 14 de enero, literalmente millones de personas caminan tras la imagen de María, Divina Pastora de las Almas, desde que sale del Santuario de Santa Rosa, en la parroquia de Santa Rosa en Barquisimeto, hasta la catedral. Es un recorrido largo, que mantiene a los peregrinos en la calle todo el día, y que detiene la ciudad por completo.
A pesar de que es cierto que más personas acuden al templo de la Guadalupe, lo mismo que al Santuario de Fátima, tampoco deja de ser verdad que, en el caso de la Divina Pastora, la imagen en efecto sale del templo y recorre la ciudad. En ese sentido, sí que es la procesión mariana más grande del mundo, con más de 7,5 kilómetros de recorrido.
Origen: Sevilla
En el año 2010, por ejemplo, acudieron más de dos millones de personas: el doble de los habitantes de la ciudad de Barquisimeto. Sin embargo, eso no es nada si se le compara con el número de peregrinos que acudieron en 2016: cuatro millones de devotos, procedentes de todo el país.
La devoción, sin embargo, no es barquisimetana. Ni siquiera venezolana. De hecho, llegó a Venezuela en 1706, llevada desde Sevilla por los frailes capuchinos, donde un fraile de nombre Isidoro habría tenido un sueño, en 1703, en el que la Virgen María se le aparecía en un campo, rodeada de ovejas, con un cayado de pastor, protegiendo al rebaño de un lobo amenazante.
El pintor Alonso Miguel de Tovar sería el encargado de pintar la imagen del sueño del fraile. Poco después, el escultor Francisco Ruiz Gijón hizo la escultura, de tamaño natural, basada en la pintura de Tovar.
Un error
Pero no es esta la imagen que se venera en Barquisimeto. La tradición cuenta que por el año de 1740 el vicario de la parroquia de la Inmaculada Concepción, en el centro de la ciudad de Barquisimeto, quiso dedicar un altar del templo a la Divina Pastora.
Al mismo tiempo, el párroco del pueblo de Santa Rosa había encargado una imagen de la Inmaculada Concepción para su iglesia. Ambos sacerdotes se pusieron de acuerdo, y enviaron una sola misiva al mismo escultor, haciendo sus solicitudes.
Al terminar su obra, el escultor envió ambos cajones, pero a las direcciones equivocadas, y la imagen de la Divina Pastora fue a parar a la parroquia de Santa Rosa. Cuando el párroco mandó a cerrar el cajón para enviarlo a la Inmaculada Concepción, el cajón se puso tan pesado que fue absolutamente imposible levantarlo del piso.
El sacerdote interpretó este hecho como una señal que le indicaba que la Divina Pastora no quería irse de Santa Rosa y, desde entonces, la imagen sólo ha salido del templo en el día de la procesión, para luego recorrer todas las 52 parroquias de la ciudad, hasta que vuelve a Santa Rosa el sábado de concilio.