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Las vacaciones de un “single”, ¿son tristes y caras?

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Sylwia Krajewska - publicado el 01/12/16
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Cómo disfrutar de las vacaciones a solas y vivir buenos momentos

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Muy a menudo asociamos las vacaciones con algo agradable, con la relajación y el descanso. Lo mejor es hacerlo en buena compañía. Peor cuando no tenemos compañía y no sabemos qué hacer con el tiempo libre. Sin embargo, las vacaciones a solas no tienen por qué ser tristes ni caras. Todo depende de nosotros mismos, de nuestra actitud y la organización adecuada.

Un buen ejemplo es Inés, que trabaja en una gran empresa. El estrés y la cantidad de las responsabilidades la agotan. Actualmente está sola, a pesar de tener a su alrededor muchos amigos con los que le gusta pasar tiempo después del trabajo y los fines de semana.

Sin embargo, desde hace tres años disfruta de las vacaciones sin compañía. Pasar el tiempo de esta manera tiene sus pros y contras. Por eso vale la pena prepararse bien para ello.

Antes de que reuniera el valor para pasar las vacaciones a solas, tuvo mucho miedo. Para ella, este tipo de vacaciones era totalmente desconocido. No estaba segura de ser capaz de poder pasar el tiempo de esta manera. A lo mejor podría surgir algún peligro o podría ser terriblemente aburrido.

Sin embargo, el deseo de hacer frente a estos temores fue más fuerte que sus miedos. Trató de evitar algunos lugares poco seguros, discotecas de mala fama y calles oscuras. Regresaba a la habitación antes del anochecer. Se ponía en contacto regularmente con sus seres queridos.

Resultó que las vacaciones a solas son un momento maravilloso para reflexionar y pensar. Tiempo para alejarse de la vida cotidiana. De un trabajo estresante, de los problemas y preocupaciones cotidianas. Es el tiempo sólo para ti, para centrarte en ti mismo, en tus necesidades, planes y objetivos. Yendo solos a algún lugar podemos tener toda la paz y tranquilidad que necesitemos.

Hoy Inés ya sabe que le gusta pasar las vacaciones a solas. Le aportan mucho. Superó sus miedos. Hasta ahora, era muy tímida. Tenía miedo de acercarse, preguntar, hablar con un grupo de personas. Las últimas vacaciones le enseñaron cómo entrar en conversaciones informales con desconocidos. Se sintió más fuerte, porque no podía volcar su responsabilidad en los demás.

Si quería conseguir algo que le importaba, podía confiar sólo en sí misma. Y se convenció de que realmente podía confiar en ella misma. A ella le gusta decidir por sí misma. Y la selección del lugar de vacaciones a menudo genera conflictos y frustraciones innecesarias en la relación.

Aquí puede decidir por sí misma cuándo, dónde y cómo. No tiene que adaptarse al grupo. Tiene toda la libertad. Hace lo que quiere.

A Inés le gusta tenerlo todo organizado cada día. Así que se ha equipado con mapas, guías, apuntó números de teléfono de emergencia y direcciones de interés. Esto es muy útil en el viaje. Antes de salir, eligió los lugares que quería visitar. Buscó lugares de interés en la zona. Se informó sobre dónde se come bien.

Las vacaciones sin compañía le enseñaron a ser responsable, autónoma y desenvuelta. Descubrió algunas características de su personalidad que desconocía. Se sintió bien y segura con ella misma. Hizo nuevos amigos y encontró a mucha gente maravillosa con la que sigue estando en contacto.

La soledad es buena y necesaria. Inés no se arrepiente de ese momento. Claro que cada uno tiene que descubrir y decidir lo que más necesita. Pero las vacaciones a solas pueden ser agradables y, a veces, útiles para conocerse a uno mismo y distanciarse del mundo.

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