El Evangelio muestra cómo Jesús llamó a sus discípulos a seguirle. Su autoridad divina, la fuerza de sus palabras,... suscitó respuestas inmediatas de personas que lo dejaban todo. Mateo, Simón, Andrés, Juan,...
Relata también sin embargo que hubo quien siendo llamado por Jesús, no le siguió, al menos inmediatamente...
El joven rico
Al pensar en ello, quizás uno de los que venga antes a la mente es ese joven rico y cumplido que le pregunta a Jesús qué cosas buenas debe hacer para conseguir la vida eterna.
Buenas perspectivas, persona inquieta. Sin embargo, cuando el Maestro le invita a vender sus bienes y repartir el dinero entre los pobres antes de seguirle, se entristece y se marcha.
Te seguiré a donde sea
En otra ocasión, un escriba llega hasta Jesús y le dice: "Te seguiré adonde quiera que vayas". La respuesta de Jesús parece enigmática:
"Las zorras tienen sus guaridas y los pájaros del cielo sus nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar su cabeza".
Se comentaban prodigios sobre Jesús, pero la realidad es que era rechazado por muchos y siempre iba en camino, sin un lugar de reposo.
Sí, pero
También se hace eco el Evangelio de la respuesta de otro hombre a la invitación de Jesús a seguirlo: "Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre".
Quería decir que sí, pero con reservas. En esa ocasión, Jesús no se dejó convencer y mantuvo su invitación, diciéndole:
"Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios".
El cariño filial
Son vocaciones frustradas, que Enrique Cases recoge en su libro Tres años con Jesús, como la de un indeciso con apegos familiares.
"Otro dijo: Te seguiré, Señor, pero primero permíteme despedirme de los de mi casa. Jesús le dijo: Nadie que pone su mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios"
El Evangelio no aclara lo que ocurrió después, si estas personas se lo pensaron mejor y antes o después siguieron a Jesús.
Pero sí que cuando Dios llama, responder es prioritario. Y que una vez en camino, no hay que mirar al pasado o lo que se deja.
De alguna manera, toda la vida es una llamada al Amor hasta el final. ¿Qué respondes a su invitación?