Francisco invita a tocar la carne viva de la pobreza en los rostros de las personas de nuestras callesLa fe sin obras está muerta si no se ayuda al desnudo o al hambriento, palabra del papa Francisco, quien, una vez más, sacude las conciencias del llamado mundo del “bienestar”, e invita a los fieles a dar lo poco que tengan y salir al encuentro de las necesidades más básicas de los pobres que se encuentren en el camino.
Dar a los pobres forma parte de la alegría del Evangelio, sostiene Francisco. “Dios, a su vez, les corresponderá con su gracia y los colmará de una auténtica alegría”, dijo el Papa durante la audiencia general ante 35 mil fieles y peregrinos de todo el mundo presentes en la plaza de San Pedro este miércoles 19 de octubre de 2016.
“La pobreza en abstracto no nos interpela, pero nos hace pensar, nos hace acusar; pero cuando tú ves la pobreza en la carne de un hombre, de una mujer, de un niño, ¡esto sí que nos interpela!”, expresó.
“Y por esto – continuó- esa costumbre que nosotros tenemos de huir de la necesidad, de no acercarnos o enmascarar un poco la realidad de los necesitados con las costumbres de la moda. Así nos alejamos de esta realidad. Ya no hay ninguna distancia entre el pobre y yo cuando lo encuentro”.
En italiano, Francisco continuó la catequesis sobre la misericordia y la centró en el tema: “Dar de comer a los hambrientos. Dar de beber a los sedientos” (Santiago 2 , 14-17).
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¿Cuál es mi reacción ante el pobre?
Cuando encontramos a un pobre, preguntó Francisco: ¿Cuál es mi reacción? ¿Dirijo la mirada a otro lugar y paso adelante?”.
“¿O me detengo a hablar y me intereso por su estado? Y si tú haces esto no faltará alguno que diga: “¡Pero este está loco al hablar con un pobre!” -prosiguió-. ¿Veo si puedo acoger de alguna manera a aquella persona o busco librarme lo antes posible?”.
“¡Pero tal vez ella pide solo lo necesario: algo de comer y de beber. Pensemos un momento: ¡cuántas veces recitamos el “Padre Nuestro”, es más, no damos verdaderamente atención a aquellas palabras, “danos hoy nuestro pan de cada día”, añadió.
Después de haber resumido la catequesis en varios idiomas, el Papa dijo en español que “dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento; ambas son obras de misericordia corporales”.
“Es muy dura la experiencia del hambre y la sed, y desgraciadamente es una realidad actual y cercana a nosotros. Cada día encontramos personas que sufren estos males y necesitan nuestra ayuda”, constató.
Por ello, insistió en el modelo de Jesús para el mundo. “Su ejemplo nos interpela y nos anima a reconocer que cuando damos nuestro poco al hermano necesitado, se hace presente la ternura y la misericordia de Dios”.
Por último, el Papa saludó cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica.
La audiencia general concluyó con el canto del Pater Noster y la bendición apostólica.