“Levántate del sofá…basta de autocompasión”: Cristina y Oxana irán a Río 2016 encarnando una fe sin limites….
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
El papa Francisco ha recibido en audiencia recientemente a una pequeña delegación del Comité Italiano Paralímpico (CIP) en el Sala Nervi, con motivo de la presentación al día siguiente en la Sala de Prensa del Vaticano del proyecto “Casa Italia Paralímpica en Río”, el pasado 12 de mayo de 2016.
En este contexto les presentamos el testimonio de fe sin límites de dos atletas italianas paralímpicas que recibieron la bendición en persona del papa Francisco de cara a los Juegos Paralímpicos que se realizarán en Río de Janeiro del 7 al 18 de septiembre 2016.
Se trata de Oxana Corso, 20 años, lesión cerebral, campeona de atletismo y Cristina Scazzosi, 36 años, sufre de baja visión (hipo-visión), adalid del canotaje paralímpico italiano (pararowing).
De hecho, el papa Francisco llamó a los atletas paralímpicos testigos de “esperanza” porque son una prueba de que “en cada persona existe un potencial que a veces no imaginamos”.
Dios “nos ama como somos, pero nos hace crecer según aquello que podemos ser”, recuerda el Papa a lo atletas minusválidos (audiencia sábado 4 octubre 2014).
Oxana Corso es una veinteañera, rubia, risueña, viste con orgullo casi militar la sudadera de la selección italiana paralímpica.
Ella sonríe grata por la vida, la familia y dice “basta” a aquellos que practican el deporte nacional de lamentarse por todo y por todos, a los que hacen de la tristeza un récord e imponen a los demás resultados máximos de pesimismo agonista.
“Basta de sentir pena por ti mismo (de autocompasión), levántate del sofá, realiza un deporte, diviértete. Vivir la vida sin una sonrisa no tiene sentido”, dijo ante el micrófono de Aleteia Oxana, ganadora de dos medallas de plata en las paralimpiadas de Londres y que se prepara a sabidas de la responsabilidad que le espera en Brasil.
“Y ahora llegaré a Río con muchas más energías porque a los 17 años no tenía la misma presión encima. ‘Dios, lo que tenga que suceder que suceda’, decía, era más simple. Ahora, hay más expectativas sobre mí”, constató.
Para Oxana no todo ha sido éxito y medallas, tuvo seis meses de inactividad debido a una mononucleosis con sus consecuentes problemas físicos. Sin embargo, la enfermedad fue una prueba más de constancia y perseverancia.
“Yo me encontré con el papa Francisco apenas terminé una lesión en el año 2014. No sé si fue ese encuentro, pero algo ha cambiado, me rehabilité y soy más fuerte que nunca. Por eso, pienso que ese ha sido un momento definitivo para el cambio en mi carrera”, expresó.
La familia
En su vida la familia es algo que califica como “importantísimo porque yo fui adoptada a la edad de tres años en San Petersburgo (segunda ciudad más importante de Rusia)”.
Por ende, dice, “comencé mi vida a los tres años desde que llegué a Italia, del antes no recuerdo nada y no tengo ningún tipo de sensación. Por lo tanto, mi familia es fundamental en mi vida y me siguen a todos lados”.
¿Su familia ya sabía de su problema físico antes de adoptarla? “Sí, porque ellos debían adoptar a mi hermana la menor, pero luego descubrieron que ella tenía una hermana, así decidieron de adoptarme también”, sostuvo.
Por su parte, Cristina Scazzosi, sufre de escasa visión, sin nublar sus aspiraciones mezcladas entre humildad, duro trabajo y una fe de hierro que traduce en el poder de la oración.
Así se dirige a las personas que creen estar vencidas por las dificultades y les invita a intentarlo una y otra vez hasta lo inverosímil: “Rendirse” no está en su vocabulario”.
Ella recuerda la frase que le dijo una deportista que igualmente sufre de hipo-visión y practica surf, una actividad que consiste en deslizarse y hacer giros en una ola de pie sobre una tabla.
“Tengo un tatuaje nuevo que he escuchado de una atleta que practica surf y que dice: ‘No importa si es difícil, lo importante es que sea posible’. Por lo tanto, intentamos hacer todo y hasta lo imposible”, expresó.
El testimonio del papa Francisco ha tocado la vida personal y deportiva de Cristina. “Ahora estoy en el vértice de la emoción. Pero me siento más libre y con deseos de dar más”, manifestó después de encontrarse con el Pontífice en el Vaticano.
¿Cómo ese testimonio la ayudará en la competición en Río 2016? “Él siempre pide rezar por él, pero él también reza por mí y por todos. Yo creo mucho en la oración”.
A Cristina le ha llamado mucho la atención que un Papa pida a la gente que rece por él. “Recen por mí. Parece que un Papa no tuviera necesidad e igualmente él pide que recen por él”.
Ella puede ver poco pero tiene una imagen del papa Francisco grabada en su mente. “He escuchado (la transmisión) de la primera vez que se asomó desde el balcón a la plaza de San Pedro. En ese momento yo estaba en Tierra Santa en Jerusalén. Y desde entonces tengo esta imagen de él desde el balcón, aunque no lo he visto”, admite.
El Papa en el balcón es un ícono que Cristina guarda en su mente y la “contamina” de “fraternidad, unión, humildad”.
¿Usted como enfrentará este nuevo desafío en Río de Janeiro? “Con el compromiso al 100% y por su puesto una oración (risas)”, concluye.
La audiencia privada del pasado 11 de mayo 2016, estuvo asimismo guiada por el presidente Luca Pancalli y por el secretario general Marco Giunio De Sanctis del CIP.
También participaron las atletas italianas, Sara Morganti (paradressage, categoría para ecuestre) y nuestras dos entrevistadas, Cristina Scazzosi (pararowing – canotaje) y Oxana Corso (atlética).