Muchos de nosotros tenemos dificultades con un vicio en particular en nuestras vidas, un vicio que parece que no podemos dejar.
Aunque existen diversas formas de acabar con un vicio, una de las más eficaces es practicar la virtud opuesta.
Este es un método promovido por muchos santos a lo largo de los años.
Combatir el vicio con la virtud
San Francisco de Sales recomienda este enfoque en su Introducción a la vida devota:
"Cuando nos veamos acosados por algún vicio en particular, es bueno, en la medida de lo posible, hacer de la virtud opuesta nuestro objetivo especial, y ponerlo todo de nuestra parte; de este modo, venceremos a nuestro enemigo, y mientras tanto progresaremos en todas las virtudes".
A continuación da ejemplos concretos de cómo poner en práctica este método:
"Así, si me acosa el orgullo o la ira, debo esforzarme ante todo por cultivar la humildad y la mansedumbre, y debo orientar todos mis ejercicios religiosos -oración, sacramentos, prudencia, constancia, moderación- hacia el mismo objeto".
San Francisco de Sales también sugiere que nuestra práctica de la virtud necesita ser reforzada por otras virtudes, ya que todas están interconectadas:
"El jabalí afila sus colmillos rechinándolos contra sus otros dientes, que por el mismo procedimiento se afilan y puntean; y así, cuando un hombre de bien se esfuerza por perfeccionarse en alguna virtud que tiene conciencia de necesitar especialmente, debe darle filo y punta con la ayuda de otras virtudes, que se confirmarán y fortalecerán por sí mismas a medida que las use con ese objeto".
Por encima de todo, debemos ser conscientes de nuestros propios vicios y hacer lo posible por erradicarlos. No será fácil, pero si centramos nuestra atención en un vicio concreto con su virtud opuesta, tendremos más posibilidades de éxito.