Este miércoles 13 de abril será recordado por muchos como el #Mambaday, la fecha del retiro de uno de los más grandes atletas de los últimos 20 años: Kobe Bryant.
Seguramente el deportivo será el principal aspecto por el cual es reconocido mundialmente, pero pocos conocen el papel que jugaron en su vida su familia y la fe para ayudarlo a sobrevivir a uno de sus momentos más duros.
Tenía 25 años y ya era uno de los indiscutidos mejores atletas del mundo. Con la NBA a sus pies cometió un error que le costaría muy caro. Engañó a su esposa con una joven, según confesó después, y la joven le hizo juicio por abuso deshonesto.
Bryant perdió auspicios, y parecía encaminarse a ser una más de las polémicas estrellas del deporte con vidas desordenadas. Pero un diálogo con un sacerdote fue decisivo para reencaminar su vida.
Como reconoció en una entrevista en 2015, lo que realmente le ayudó en ese momento de desconcierto fue hablar con un sacerdote. “Me miró y me dijo: ‘¿Lo hiciste?’ (por los abusos). Y le dije: ‘Claro que no’. Entonces me preguntó: ‘¿Tienes un buen abogado?’. Y yo le dije: ‘Sí, es un fenómeno’. Entonces simplemente me dijo: ‘Déjalo pasar. Andá para adelante. Dios no te va a dar nada que no puedas manejar, y está todo en sus manos ahora. Esto es algo que no podés controlar. Así que déjalo pasar’. Y fue el momento de quiebre”.
Bryant se disculpó en público por lo acontecido, en una conferencia de prensa en la que su esposa no dejó de estrecharle la mano en todo momento y de acariciarlo mientras su marido confesaba lo avergonzado que estaba ante las cámaras por la traición y por lo que había hecho con su familia.
Católico, casado con Vanesa, también católica, la fe fue fundamental para poder reencauzar su vida tras esa crisis en 2003. Vanesa lo perdonó y Kobe no volvió a verse envuelta en escándalos como ese que casi le cuesta su familia.
Vanesa y Kobe tienen dos hijas, Natalia nacida en 2003 y Gianna en 2006. En 2005, perdieron un embarazo.
El nacimiento de las niñas ayudó a encontrar nuevamente el perdón y a cicatrizar otra herida abierta en la vida de Kobe: la relación con sus padres, con quienes no tenía diálogo desde la boda con Vanesa, a la que se opusieron por su joven edad.
Aunque no exentos de otras crisis matrimoniales que trascendieron a la opinión pública, el matrimonio Bryant creó una fundación dedicada a mejorar la vida de jóvenes y familias necesitadas.
Desarrollando programas y proveyendo fuentes de financiación, la fundación de la Familia Kobe y Vanessa Bryant busca fortalecer comunidades a través de apoyo educativo y enriquecimiento cultural.
Con foco en los sin techo, entre los programas que apoyan está el equipo de fútbol MambaFC, en el que los Bryant buscan formar atletas que tengan independencia de pensamiento, que trabajen juntos concentrados en las metas comunes en entornos saludables.
“Mamba” es un apodo que el mismo Kobe Bryant se impuso tras su crisis de 2003, y tras ver la película Kill Bill, en el que vio en la serpiente Mamba las características de su juego: escurridizo y venenoso.
5 veces campeón de la NBA, 2 veces campeón olímpico, 18 veces miembro del equipo All Star, tercer máximo anotador de la historia de la NBA, entre otros méritos deportivos, en la cronología NBA Bryant quedará como el más destacado eslabón entre la era Jordan y la era Curry, que acaba de iniciarse.
Nombres como O’Neal y Gasol han ido acompañándolo durante este tiempo en Los Ángeles Lakers, pero su casaca quedará tan ligada a la franquicia como en su momento quedó la de Magic Johnson. Su nombre ya es leyenda en la NBA.
Este 13 de abril que la firma Nike propuse sea el #Mambaday en honor a su último encuentro como profesional de la NBA invita a recordar la exitosa carrera de Kobe Bryant.
Se retira con una sonrisa en la cara, ya como una de las voces más sabias del juego, animándose incluso a aseverar que se forma mejores basquetbolistas en Europa que en Estados Unidos.
Pero es una invitación también a contemplar la familia detrás del hombre que acapara los flashes. Familia en la que se juega un partido más importante aún, en la que la fe y el perdón, como pilares del amor, parecen haber sido las claves de la victoria.