El miedo y la inseguridad de las niñas en Nicaragua favorecen la deserción escolar “En la escuela no me gusta ir al baño. Así que mejor me aguanto”, dice de forma contundente una niña de ocho años de Nicaragua en un informe publicado por BBC Mundo.
La primera interrogante que surge es saber por qué una niña de tan corta edad tiene tal rechazo por acudir a un baño de su escuela. La respuesta de fondo tiene que ver con los peligros a los que se expone si así lo hace.
Es que las niñas en Nicaragua en varios centros educativos, especialmente en los más alejados ubicados en zonas rurales, no se sienten seguras. “Nos vienen a ver, quieren entrar”, indica la niña sin hacer referencia a quién se refiere a la hora de hablar de su temor de ir al baño.
Según aseguró a BBC Mundo Johana Chévez, asesora de Plan Internacional, una organización que defiende los derechos de los niños, en los baños (de algunas escuelas) existe el riesgo de violación de niñas”.
“No siempre hay puerta, no siempre son higiénicos, a veces están cerca los de los niños y los de las niñas”, afirma.
Además, según la asesora también “las encierran, les tiran piedras, llegan a espiarlas”, algo que sucede ante la indiferencia de los profesores, quienes no se “involucran ni prestan atención a la violencia”.
Una de cuatro niñas incómodas
Dos estudios se llevaron a cabo para ponerle cifra a la problemática. Por un lado, Escuchen nuestras voces y por otro Situación de las niñas, adolescentes y mujeres jóvenes en Nicaragua. A través de esto Plan Internacional y la Universidad Centroamericana (UCA) trataron de poner cifras al problema.
La investigación se llevó a cabo en 22 comunidades de 10 municipios locales.
“No vamos al baño porque los niños nos espían al poner un teléfono celular en un zapato para grabarlo y verlo todo”, contó una de las niñas en uno de esos estudios, que demostraron que una de cada cuatro niñas que participaron del mismo “jamás” se sentían cómodas al usar los baños de las escuelas.
“Aquí no pasa nada”
El papel de los profesores es fundamental en esta situación. Según denuncia Chévez, los profesores no reconocen que haya violencia en los baños con las niñas. “No lo ven, porque en las escuelas hay jerarquía, porque los profesores utilizan otros sanitarios, pero también porque existe una naturalización del asunto”, señala.
Caminar kilómetros para ir a la escuela
Además de la situación que viven las niñas con los baños se da otro fenómeno y que tiene que ver con la ida a las escuelas, en muchos casos bastante alejadas de sus hogares. A lo largo del camino las niñas se sienten inseguras. A lo largo de la recorrida suelen encontrarse con borrachos, provocadores, etcétera.
De parte de los docentes también sufren cierta violencia. “Nos encontramos con golpes, burlas, agresiones físicas, acoso y el favoritismo de los maestros hacia los varones, y vimos que toda esa violencia es la razón del abandono escolar”, expresó Karla Hernández Roa, de la Universidad Centroamericana (UCA) y quien también participó en los estudios.
“También hay docentes que manipulan psicológicamente a las niñas, que utilizan su poder en el aula para lograr sus favores, por ejemplo para chantajearlas y cobrarles por permitirles repetir un examen”, agrega.
Todos estos factores inciden para que las niñas dejen la escuela a temprana edad.
Nicaragua es el segundo país más pobre de América Latina, luego de Haití. Según el Ministerio de Educación local, el 9% de los alumnos deserta del sistema escolar. Por ejemplo, en 2012, de de 1,6 millones de inscritos, 144.000 dejaron la escuela.
En tanto, según cifras de Unicef, unos 500.000 niños de Nicaragua entre 3 y 17 años no están en el sistema educativo, concluye BBC Mundo.