El número de adultos mayores en América Latina sigue creciendo, ¿qué desafíos presentan estas personas para la sociedad?“Es como una etapa más de la vida en la cual no estamos preparados o no nos enseñaron qué hacer en determinados momentos. Todo es un aprendizaje. El adulto mayor en su momento vuelve a estar en la etapa de su niñez. Nosotros nos dedicamos al cuidado de ellos”, expresó a Aleteia Graciela, supervisora en Uruguay del Hogar de Ancianos Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.
A través de este testimonio Graciela deja entrever uno de los principales desafíos de la sociedad en la actualidad: el cuidado de los adultos mayores.
Actualmente en América Latina hay más de 50 millones de adultos mayores y la cifra irá en aumento, lo que lleva a preguntarse cuál es el rol que cumplen en la sociedad y que se está haciendo para mejorar su calidad de vida.
Uruguay, Chile y Argentina son los países con mayor cantidad de personas de 60 años de la región, según un informe publicado en 2015 por Help Age Internacional.
Hacia el año 2060 se prevé la población de América Latina tenga un 25% más de habitantes, con más adultos mayores que menores de 20 años, anticipó Dirk Jaspers, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), durante la segunda reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo que se celebró en octubre de 2015 en México.
El crecimiento del número de adultos mayores en la región conlleva múltiples desafíos, no solo desde el punto de vista económico, de la salud –como el trabajo que realiza Graciela en el Hogar-, sino también sobre la calidad de vida, además del debate que se abre sobre su rol en la sociedad.
Varios países de América Latina cuentan con leyes de protección de los derechos de las personas y en algunos casos forman parte de los temas de agenda.
Por ejemplo, recientemente, en diciembre de 2015, fue promulgada en Uruguay una ley sobre Sistema Nacional Integrado de Cuidados que “declara de interés general la universalización de los cuidados a las personas en situación de dependencia”.
De esta manera, se creó una estructura que contempla acciones públicas y privadas para brindar atención a las personas que se encuentran en situación de dependencia, como es el caso de los ancianos, población que se incrementa cada vez más no solo en Uruguay, sino también en América Latina y el mundo.
¿Ayudar económicamente a los adultos mayores?
Según una investigación que realizó en 2015 en Argentina el Centro de Investigaciones Sociales (CIS) Voices!, de la Fundación UADE -que entrevistó a 1008 personas mayores de 16 años- nueve de cada 10 entrevistados creen que es responsabilidad de los hijos ayudar económicamente a sus padres.
Casi la mitad de los argentinos pone en práctica esto en la vida cotidiana. De hecho, según esta investigación, el 40% de los adultos reconoció brindar esta ayuda. En los segmentos socioeconómicos más bajos el porcentaje es aún mayor.
“Argentina y Uruguay son los dos países de América del Sur con mayor proporción de adultos mayores de 60 años, en un contexto en el cual la tendencia al envejecimiento poblacional es creciente -señala Andrés Cuesta, director de Investigación y Extensión de la Fundación UADE”, en declaraciones que recoge el diario argentino La Nación.
¿Qué rol cumplen y qué hacer con ellos?
Los adultos mayores juegan y jugarán un papel en la sociedad cada vez más importante. Son personas que pueden trasmitir a las generaciones más jóvenes experiencias, conocimientos, otros puntos de vista.
Por otra parte, a nivel de organización familiar, cada vez es más común que los más jóvenes conozcan no solo a sus abuelos, sino también a bisabuelos y hasta tatarabuelos.
Sin lugar a dudas estos adultos mayores en estado de plenitud tienen mucho que aportarle a los demás.
Sin embargo, hay muchos otros que requieren una atención particular y merecen trato especial de parte de quienes se encargan de su cuidado.
“Tratamos de que estén en su casa. Creo que se crea el vínculo. Hay buena relación con las chicas (enfermeras), se les trasmite que todavía son útiles. Hay actividades en el hogar como taller de manualidad, actividades de recreación para que estén activos”, expresó Graciela, quien reconoció que en el Hogar también hay varios ancianos que están lúcidos y expresan constante agradecimiento.
En cuanto a los familiares de estos residentes dijo que hay de todo. “Hay gente que no tienen muchos familiares, como el familiar que viene asiduamente todos los días. Hay otros que vienen de vez en cuando y que los llevan los fines de semana”.
Por último, Graciela reconoció que para trabajar con estas personas “se requiere de mucha paciencia, amor y brindarles apoyo, estímulo”, tarea que muchas veces se expande a los familiares de los residentes.
En este Hogar de Ancianos hay 106 residentes. Inés, de 103 años, es la de más edad y hace más de 10 años que están en el lugar.
Envejecer es una bendición
“La tercera edad es una bendición de Dios, es una etapa que hay que vivir intensamente, teniendo en cuanta que no se trata de personas que se están despidiendo, sino que están caminando y pueden ofrecer mucho a la Iglesia desde su sabiduría, desde su experiencia de vida, desde su consejo. En el caso de los obispos eméritos también es así, envejecer es una bendición y su presencia es de gran riqueza en la Iglesia latinoamericana y caribeña”, señaló el sacerdote José Gregorio Melo Sánchez, en ese momento secretario del Departamento de Comunión Eclesial y Diálogo del Celam, en ocasión del primer Encuentro de Obispos Eméritos de América Latina y el Caribe que se desarrolló en 2015.
En la misma línea de Graciela se posiciona el Celam, que ratifica el valor de la tercera edad, el rol que estas personas cumplen en la sociedad y los aportes que aún le pueden otorgar.
En el caso del Celam un ejemplo muy concreto de sus iniciativas sobre tercera edad es lo que se está haciendo a nivel de obispos eméritos, a quienes se los invita a participar en la Nueva Evangelización.
“Cultura del descarte”
Desde el inicio de su Pontificado el Papa Francisco hizo referencia varias veces a los ancianos y lo que significan para la sociedad. Según él, son víctimas de una “cultura del descarte” y la sociedad actual tiende a abandonarlos.
“Los ancianos son hombres y mujeres, padres y madres, que han estado antes que nosotros sobre nuestro camino, en nuestra misma casa, en nuestra cotidiana batalla por una buena vida. Hombres y mujeres de los que hemos recibido mucho”, señaló en ocasión de una de sus audiencias generales.
Anteriormente, el 28 de setiembre de 2014 –a una semana del Sínodo sobre la Familia- se había reunido en Plaza San Pedro con ancianos de todo el mundo en el encuentro denominado “la bendición de la larga vida” y donde pudo escuchar múltiples testimonios.