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¿Una nueva Terri Schiavo?

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Aleteia Team - publicado el 01/10/15
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Los padres de una niña enferma piden que se le retire la hidratación y alimentación artificial para “dejarla ir tranquilamente”

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Andrea Lago, una niña española de 12 años, padece una enfermedad neurodegenerativa cuyos efectos han llevado a sus padres a pedir que se le interrumpa la alimentación e hidratación para “dejarla ir tranquilamente”.

El Servicio de Pediatría del Hospital de Santiago de Compostela en el que se encuentra hospitalizada se niega, alegando que provocarle la muerte vulneraría la ley y que retirar la alimentación e hidratación a cualquier persona en sus circunstancias médicas carece de cualquier justificación ética.

En este momento, la niña no requiere soporte mecánico para mantenerse con vida ni está sometida a medidas terapéuticas extraordinarias que pudieran calificarse como “enseñamiento terapéutico”, según ha declarado la consejería de sanidad del gobierno gallego, que ha calificado como “eutanasia activa” la petición de la familia.

La niña empeoró mucho en junio, cuando sufrió una trombopenia (disminución muy destacada de plaquetas), la cual para algunos justifica que se le dejara de alimentar e hidratar.

Sin embargo, “la trombopenia puede constituir un riesgo vital, pero en sí misma no es una causa de muerte”, ha declarado el Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia.

El gerente del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), Luis Verde, ha desvelado que los profesionales del servicio de Pediatría actúan “siguiendo un auto judicial” del mes de julio. Andrea padece una enfermedad degenerativa e irreversible y los pediatras defienden que actúan “en la línea que marcan los principios de la buena práctica clínica y de la ética asistencial”, negando que en este caso exista una obstinación terapéutica.

El caso de Andrea tiene muchos puntos en común con el de Terri Schiavo, una mujer estadounidense con daños cerebrales que murió de inanición en marzo de 2005 después de que sus médicos, a petición de su marido y con permiso judicial, le retiraran el tubo que le permitía alimentarse e hidratarse.

El secretario general del Partido Socialista de España, Pedro Sánchez, se mostraba hoy dispuesto a abrir debate social y político sobre la eutanasia y “si hay consenso y mayoría parlamentaria” para ello, a aprobar una ley que la regule.

Por su parte, el portavoz de los obispos españoles mostró este jueves 1 de octubre su cercanía con los padres de la niña, pero afirmó que “la compasión no puede llevar a la muerte”.

Una pregunta: ¿Los testigos de Jehová, que niegan una transfusión de sangre a sus hijos alegando motivos religiosos, ¿podrán acogerse también a la futura ley de la eutanasia? ¿Qué diferencia habrá entre negarle una bolsa de suero y una bolsa de plasma, si unos padres pueden decidir sobre la vida y muerte de su hijo gravemente enfermo?

La cuestión de fondo no es la legislación sobre la eutanasia, sino el acompañamiento que se hace a los familiares de una persona con una enfermedad degenerativa e incurable, especialmente si este familiar es un niño. Una sociedad saludable es la que cuida la vida y de los vivos y no la que permite la muerte para evitar el sufrimiento.

Los padres de esta niña necesitan comprensión, cariño y acompañamiento. Llevan años cuidando de su hija y no ven salida, no ven solución, están desesperados. ¿Ha hecho algo alguien para entenderlos, ayudarles y cuidarlos?

 

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