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Cómo enseñar a tu hijo a oír buena música

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Luciana Cairo - publicado el 22/09/15
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El contacto con la música estimula el cerebro, facilita el aprendizaje, favorece el razonamiento lógico, relaja… ¿Vas a perder esta oportunidad?La música está presente en la vida de los seres humanos desde los primeros días de su existencia, tanto en rituales culturales, sociales o religiosos. Somos seres musicales por esencia.

Algunas investigaciones como las de Schlaug, de la Escuela de Medicina de Harvard (EUA), y Gaser, de la Universidad de Jena (Alemania), revelaron que, al comparar cerebros de músicos y no músicos, los del primer grupo presentaban mayor cantidad de materia gris, particularmente en las regiones responsables de la audición, visión y control motor.

Pero los beneficios no son solamente para los músicos.

Otros estudios señalan también que, incluso si el contacto con la música es realizado por apreciación, esto es, no tocando un instrumento, sino simplemente oyendo con atención y propiedad (percibiendo los matices, entendiendo la forma de la composición), los estímulos cerebrales también son bastante intensos.

Al mismo tiempo que la música posibilita estímulos cerebrales, ésta, por su carácter relajante, puede estimular la absorción de informaciones, esto es, el aprendizaje, comprobadas en investigaciones como las del húngaro Losanov que concluyó que, expuestos a la música clásica, lenta, la persona pasa del nivel alfa (alerta) al nivel beta (relajados, más atentos); bajando el ciclo cerebral, aumentan las actividades de las neuronas y las sinapsis se vuelven más rápidas, facilitando la concentración y el aprendizaje.

Schaw, Irvine y Rauscher, americanos, investigaron el desarrollo del razonamiento lógico en niños que estudiaban algún instrumento musical y los que no estudiaban música, siendo que el primer grupo presentó un desempeño superior en matemática en relación con el segundo.

La música tiene su lugar en el desarrollo afectivo del niño. Cuando ponemos al bebé cerca del pecho y le cantamos, los latidos del corazón más la canción, lo llevan a la tranquilidad y la relajación. Por esa y otras razones, el lenguaje musical ha sido señalado como una de las áreas de conocimiento más importantes a trabajar en la educación infantil, junto al lenguaje oral y escrito, de movimiento, de artes visuales, de matemática y de ciencias humanas y naturales. Los países desarrollados ofrecen cursos a los profesores para que la aplicación musical sea ejercida competentemente. En Brasil, al contrario, no hay formación, tampoco preocupación con el desarrollo musical de los pequeños.

Entonces, ¿cruzamos los brazos?

Por el contrario, podemos enseñar a los niños, en casa o en la escuela o, al menos, a estimular los oídos a la apreciación musical.

En primer lugar, define tú, conductor de ese aprendizaje, padres o profesores, lo que es una música de calidad. Investiga músicas de diferentes géneros, jazz, blues, clásica, rock, folk, electrónica…

Investigada la música, es hora de escuchar. Escuchar de verdad. No hagas nada más, sólo escucha. Piensa en un instrumento que te guste y búscalo dentro de la melodía, percibe si el instrumento es constante o sólo en determinadas partes. Pregúntate ¿ese trozo de música es más intenso? ¿ese instrumento puede conciliarse con otro? ¿qué tipo de emoción está provocando? ¿este músico es más o manos hábil? ¿el ritmo de la música es constante? Cuanto más “observas” la música, más la comprenderás.

¿Y con los niños?

Vamos a comenzar por los bebés:

Ponle a tu bebé, aún en el vientre materno, música diversa, con mayor atención a las clásicas. Haz esto diariamente.

Pídele al papá que le cante. En el útero, el bebé posee mayor percepción a los sonidos graves, por eso, el canto del papá es tan importante.

Niños de 0 a 2 años:

En esta fase, la música está completamente relacionada con el desarrollo del lenguaje, de la afectividad y de las relaciones sociales:

Mantén un ambiente musical ecléctico. Coloca, para que él la oiga, música de géneros variados.

Proporciona materiales que presenten sonoridad: juguetes, sonajeros, tambores.

En la escuela, o en casa, a partir del primer año de vida, es posible organizar una banda de retazos, con sonajeros diferenciados, tambores y baquetas, que podrán ser acompañados de música cantada o tocada.

La música infantil le gusta mucho a los niños, por lo tanto, debe ser ofrecida también, pero recuerda sobretodo la calidad musical independientemente del género, por lo tanto, busca buena música infantil.

Lleva a los pequeños a espectáculos destinados a su edad. En la ciudad de São Paulo, periódicamente, existen conciertos al aire libre o destinados a la familia.

Niños mayores de tres años:

Continúa exponiendo al niño, a la música de calidad, recuerda que tu objetivo es estimular las sinapsis cerebrales para que las funciones cognitivas sean desarrolladas. Y más, el niño oye lo que tú oyes.

A partir de los tres años el niño comienza a percibir los instrumentos dentro de la música. Ofrécele música ejecutada con un solo instrumento, por ejemplo, tocado sólo con el violín o sólo con piano, muéstrale el instrumento, ve a una tienda y deja que lo mire, lo toque con la mano, experimente. En esa fase de desarrollo, la experimentación es fundamental.

Usa micrófonos. Los niños adoran cantar con micrófono y cuando lo hacen pueden oír su propia voz, verificar la tonalidad y el volumen.

En cualquier situación o edad, tú debes tener claro que socialmente el niño estará expuesto a todo tipo de música, buena y mala y que, llevando a cabo actividades musicales como las propuestas en este artículo, estará seguro de tu gusto musical y difícilmente será influenciado por modismos de los medios de comunicación de masa.

Un consejo valioso a los profesores de educación infantil, que no se consideran grandes cantantes: usen y abusen de los CDs. Los niños reproducen lo que oyen.

Cantantes sólo en la ducha o tocadores de la puerta, no importa. La música nos calma, nos inspira, nos alegra…nos desarrolla.

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