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Hijas y feminidad: el rol de la madre

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LaFamilia.info - publicado el 09/05/15
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Deberá ser ella quien a través de su ejemplo, refuerce la identidad femenina con la que fue dotada la hija

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Tal como en entregas anteriores se trató el tema de la masculinidad de los hijos varones, ahora es el turno de las mujercitas de la casa. Cómo reforzar los rasgos femeninos de las hijas y qué se debe tener en cuenta en su educación afectiva, es lo que los padres podrán conocer por medio de esta nota.

Hemos hablado entonces de la importancia de fortalecer y fomentar las características propias del hombre y la mujer desde tempranas edades como parte cardinal de la educación de la afectividad. Resulta oportuno por tanto, dar inicio con la siguiente anotación: “Hay que recordar que la identidad sexual se adquiere primeramente en el ámbito familiar como resultado de un proceso interior, no consciente, fruto de la experiencia con los modelos femenino y masculino presentes. Es allí donde aprendemos a ser y sentir y a vernos aceptados y respetados como hombres o como mujeres.” *Cuatro ideas para educar a adolescentes en la afectividad por Angel Mª Gutierrez, Sontushijos.org.

Recordamos además, la sugerencia de los expertos en cuanto a que sea el padre del mismo sexo del hijo, quien tome la delantera en algunas tareas, puesto que definitivamente hay asuntos que se facilitan cuando son tratados con alguien que comparte similares características. Es así como las madres deberán concentrarse un poco más en las hijas mujeres, pues de ellas aprenderán el papel irreemplazable de la mujer en la familia, en el hogar, en la sociedad y en el trabajo.

El don de la feminidad

La feminidad no es sólo un sexo, es un don, un privilegio exclusivo de las mujeres. Cuando hablamos de feminidad, hablamos de delicadeza, intuición, ternura, amabilidad, elegancia e inevitablemente hablamos de maternidad, del don maravilloso de poder engendrar vida.

Es la madre, el principal espejo de lo que representa una dama. Deberá ser ella quien a través de su ejemplo, refuerce la identidad femenina con la que fue dotada la hija: “será su misión ayudarle a descubrir y valorar ese tesoro, a desarrollarlo y enriquecerlo; a situar, en definitiva, la feminidad en su justo punto.

Asimismo, la presencia del padre no deja de ser significativa, todo lo contrario, de él se ilustrará sobre las diferencias entre lo masculino y lo femenino, elementos determinantes en la construcción de la identidad.

Momentos de confidencialidad

Madre e hija comparten estupendos momentos donde además de crearse un vínculo único, sirven de provecho para propiciar confidencias. Confidencias que deben enmarcarse dentro de la confianza, la orientación adulta y el amor. Por ello estos momentos son tan valiosos, porque dan la oportunidad para tratar temas que poco se abordan y que son tan relevantes como los cambios físicos que se presentan en la pre-adolescencia y adolescencia, el primer amor, el desempeño de la mujer en el hogar, en el trabajo, entre otros.

Igualmente, actividades como cocinar juntas, hacer las compras, ir a la peluquería, etc. permiten a la niña observar los rasgos femeninos que le ayudan a tejer su propia identidad.
 
Artículo originalmente publicado por lafamilia.info

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