Nunca hay que perder la esperanza: pautas para saber cómo actuar
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Se puede ayudar a un familiar o amistad a salir de una secta. No hay que perder la esperanza. Pero más que un acto concreto será un proceso, muchas veces largo. En este proceso deberá implicarse la familia, los amigos, y especialistas en sectas y en psicología clínica.
1. La secta no es un buen lugar para estar.
La secta, ninguna secta, a pesar de que haya grados de peligrosidad, nunca es un lugar adecuado en el que estar. Sabemos además que de las sectas se sale. Muchas personas permanecen, pero muchas otras logran salir. En definitiva, cuando dentro del grupo no se satisfacen las expectativas y uno cree que fuera puede lograrlas, y además se da un detonante capaz de vencer la resistencia al cambio, se produce la salida de la secta. No es fácil, es un proceso difícil y doloroso. Incluso hay sectas que impiden la salida bajo amenazas y coerciones de todo tipo.
2. Diferentes tipos de sectas: diferentes tipos de salidas (y de entradas).
Hoy en día, dentro de las agrupaciones sectarias, existen muchas que son de estructura menos rígida, más “light”, más volubles, más permeables en la forma de entrar y también de salir. Hablamos de los grupos y grupúsculos, talleres, y agrupaciones de la Nueva Era. En ellas las personas entran y salen con gran libertad, dejan un grupo, dejan un sanador o gurú, y van a otros; de manera más fácil a como en las sectas más organizadas. Van perdiendo el dinero de lugar en lugar y satisfaciendo deseos y frustraciones de curso en curso y de taller en taller de propuestas pseudo-espirituales, mágicas y de sanación e interioridad. No obstante, lo que digamos valdrá tanto para este tipo de sectas de la Nueva Era como para los grupos sectarios clásicos, más organizados y estructurados.
3. La resistencia a vencer para salir de la secta.
Las sectas siempre engañan, pero también ofrecen cubrir necesidades en los adeptos. Son necesidades no satisfechas de la persona, que la lleva a seguir en el grupo, incluso a pesar de ver las manipulaciones y engaños, pero justificándolos y permaneciendo en el grupo sectario.
Las sectas son lugares que impiden, en mayor o menor medida, el flujo y movimiento de información con el exterior; controlan los sentimientos, comportamientos y pensamientos del adepto mediante procesos de premio y castigo, mediante anulación del sentido crítico y coerción psicológica; inculcan que el exterior es malo y el interior (el grupo) es bueno; que sólo ellos están en la verdad y serán salvados; que el líder es quien conoce los destinos y es omnisciente, y que sólo él es capaz de dar luz y respuestas. Los miedos a romper con la secta a veces son imposibles de vencer para algunas personas.
4. Distintos grupos de personas a las que ayudar a salir de la secta.
A grandes rasgos podemos distinguir cuatro tipos entre las personas que están en el grupo sectario.
(a) Niños. Si es menor de edad la protección legal y la subordinación a sus padres es clave en un Estado de Derecho. Aquí el mayor problema está en los casos de sectas donde los padres han entrado con niños, o incluso peor, donde los niños han nacido ya dentro de la secta. Son casos de ruptura muy elevada con la sociedad que precisan un tratamiento peculiar y no fácil, quizás con ayuda de otros familiares ajenos a la secta y psicólogos de infancia. Siempre se han de respetar los Derechos de los niños, incluso frente a las actuaciones contrarias de los propios padres.
(b) Adolescentes. Periodo complicado en la vida de cualquier persona, y objetivos de manipulación por parte de muchas sectas. Sin embargo, al ser menores de edad y depender de sus padres, la actuación de psicólogos y especialistas en sectas suele ser en general altamente positiva.
(c) Adultos. Son mayores de edad, y en los casos generales, responsables de sus actos libres y voluntarios. El gran problema estriba en cuánta libertad de actuación existe en las decisiones que se dan con respecto a una secta, que engaña, embauca, esconde sus intereses y manipula a los adeptos.
(d) Personas enfermas y mayores. Son un colectivo muy expuesto a las sectas, que sólo buscan su dinero y bienes, a veces testamentados. Por la debilidad propia, son fácilmente manipulables por personas que pueden darles afecto, cariño, atenciones, etc., y que pueden un buen día “aparecer” ofreciéndoles conversación, un paseo o ayuda en labores cotidianas. A veces la captación de las sectas ocurre en los mismos hospitales y centros de salud. También está el caso de personas enfermas, que no encontrando soluciones en la medicina oficial científica, acuden a todo tipo de sanadores, curanderos, masajistas o brujos para ser sanados, o bien a pseudo-iglesias de sanación, con el consiguiente riesgo que conlleva. En estos casos los familiares de estas personas deben estar atentos y cuidar y prevenir qué personas puedan estar visitando a su familiar con fines manipuladores y pretendiendo despojarla de su dinero y bienes materiales.
5. Algunas notas generales para ayudar a una persona a salir de una secta.
Daremos pautas generales que deberán ser puestas en práctica en cada caso en concreto dentro del proceso de ayuda.
– Alta implicación de la familia, amigos, profesores, agentes de pastoral, sacerdotes, etc., que pudieran ser de ayuda y confianza para el afectado.
– Contar con la ayuda de especialistas en sectas, psicólogos, y a veces, de abogados (según la necesidad del caso).
– No es un acto puntual sino un proceso, a veces lento y doloroso, con recaídas y retrocesos. No perder la esperanza. La entrada no fue puntual sino gradual. Por ello hay que desandar el camino que dio el afectado conociendo todas las causas por las que la persona quedó enganchada a la secta.
– A veces el afectado ha huido de una situación familiar o social desesperada, o buscando lo que no tenía o no encontró en su entorno. Es necesario sanar y restablecer las condiciones previas para acomodar a la persona al entorno del que quizás huyó.
– No calificar al grupo como secta, lo que siempre tiene connotaciones negativas. Denominarlo grupo, simplemente.
– El afectado debe ir poco a poco reconociendo al grupo como una secta, pero ha de hacerlo por sí mismo, nunca de manera directiva por parte de otros (“ya te lo había dicho yo”), con humillaciones o desprecio (“eres tonto”; “siempre te engañan”). Esto lo afianza en la secta. Las verdades que asumimos más fuertemente son las que descubrimos por nosotros mismos; por eso debemos con el afectado recorrer un camino juntos: familiares, amigos y afectado. Sólo así él irá viendo por sí mismo la realidad del grupo sectario.
– No cortar nunca las vías de comunicación con el afectado. Estar disponibles para que el afectado hable con confianza. Escucharle y no aleccionarle.
– Ofrecer siempre cercanía y amor incondicional al afectado. La mayoría de los adeptos permanecen en la secta por el que dirán sus familiares y amigos al volver.
– En los primeros momentos la persona puede estar muy alejada de los patrones, modos, concepciones, ideas, incluso lenguaje, de sus familiares y amigos. Ser pacientes, el afectado ha sido dañado en sus juicios lógico-críticos y en sus propios sentimientos, habiéndosele reeducado y manipulado su historia pasada.
– El diálogo con el tiempo deberá ser más frecuente, más íntimo, más profundo. Irá dándose de manera natural y gradual (si bien con pasos hacia atrás y recaídas). Al principio no abordar temas conflictivos o profundos, sino entablar diálogo general y superficial de temas cotidianos, sobre todo si las relaciones familiares fueron disueltas y se están reconstruyendo.
– Esto supone un interés real en las actividades y en el grupo sectario en el que ha estado o está. El afectado ha de notar y sentir de manera efectiva que “sus cosas” (ideas, grupo, actividades,…) son importantes para sus familiares y amigos. No despreciar este acercamiento, si bien mantener prudencia.
– No agobiar al afectado con llamadas telefónicas o mensajes de móvil. Estar disponibles para él, pero sin quemar etapas; él irá recuperando la confianza y venciendo los miedos que le han construido contra su mundo anterior a la secta.
– Conforme se va obteniendo información del grupo sectario y los procesos de captación vividos hay que ponerlos en conocimiento de especialistas en sectarismo y psicólogos especializados. Esto ayudará a ir adecuando el modo de proceder.
– Valorar lo que el grupo ofrece de positivo, pero mostrar (aunque sea de manera indirecta) que no todo es tan perfecto en esa agrupación. O que hay más motivaciones y fines que los simples y aparentes. No obstante, quien debe ir viendo la realidad global del grupo ha de ser el afectado por sí mismo. Hacerlo a modo de sugerencias.
– Por otro lado, en las sectas la mayoría de las personas que la integran desconocen lo que en la cúpula se hace y cómo se manipula. Distinguir ante el afectado entre los integrantes de las bases (muchos de ellos amigos suyos ahora) y los líderes de la secta.
– Evitar buscar culpables, ni hacia el afectado ni hacia los familiares. La ayuda psicológica y terapéutica también deberá incidir sobre el resto de familiares para ayudar en este proceso.
– No dar dinero al afectado sino ayudarle de manera directa en lo que necesite (comida, alojamiento, vestido, etc.), pero nunca darle dinero, que acabará en la secta.
– Las sectas suelen reeducar a los adeptos haciéndoles leer su vida en sentido negativo. Para ello volver a traer al recuerdo del afectado momentos alegres del pasado, vivenciándolos como agradables y reencontrarlo con antiguas amistades.
– Ayudar al afectado a proyectarse de manera feliz, libre y autónoma, en un futuro que él construya al margen del grupo sectario.
– Buscar asesoramiento jurídico si fuera necesario (casos de donaciones al líder o al grupo, pérdidas monetarias, testamentos, tutelas,…).
– El procedimiento puede verse frustrado con la vuelta al grupo del afectado. Para el mejor desarrollo y desenvolvimiento es importante contar con la ayuda de especialistas en esta problemática y no acometer en solitario un proceso de este tipo.
– Acudir a Dios pidiendo por el afectado y por el buen desarrollo del proceso de ayuda.
¿Dónde acudir?
Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). Secretaría de España: ries.secr@gmail.com. Secretaría de Iberoamérica: ries.america@gmail.com.
BIBLIOGRAFÍA
LIBROS:
-José Mª Baamonde, La manipulación psicológica de las sectas, Paulinas, Madrid, 2003.
-Varios autores de la RIES, “Sectas y familia”, Revista Familia, Instituto Superior de Ciencias de la Familia, Universidad Pontifica de Salamanca, nº 44, Salamanca, 2012.
-Manuel Guerra, Las sectas. Su dimensión humana, sociopolítica, ética y religiosa, EDICEP, Valencia, 2011.
AUDIOS:
-Vicente Jara, “Conoce las sectas”, Radio María España, programas “Ayudando a salir de la secta” (I) [http://estrategia.info/ries/?p=episode&name=2011-08-06_d-cd-2011-03-12.mp3], (II) [http://estrategia.info/ries/?p=episode&name=2011-08-06_d-cd-2011-03-26.mp3] y (III) [http://estrategia.info/ries/?p=episode&name=2011-08-06_d-cd-2011-04-09.mp3].