Punto 3, respeto: Si no se puede decir algo positivo, lo mejor es callar
La práctica de valores mejora las relaciones laborales e incrementa la productividad de los colaboradores.
No hace falta profundizar en las consecuencias de la falta de valores en una oficina, basta mencionar la falta de cooperación, los comentarios negativos y murmuraciones, el fastidio que provoca asistir un día más a trabajar, el nulo interés por hacer bien las cosas o el poco respeto que se vive entre todos.
No obstante, crear un ambiente con calidad humana depende de la intención y las actitudes individuales, así desde la organización exista voluntad por promover un clima armónico entre sus empleados. Es por eso que cada quien puede generar un impacto positivo si se esfuerza por llevar a la práctica los siguientes valores:
1. Docilidad
Es necesario reconocer que existen personas con más experiencia o práctica en el trabajo, lo cual nos enriquece y contribuye a mejorar nuestro desempeño. Aprenda a escuchar consejos y seguir indicaciones. Déjese ayudar. Cuando no esté de acuerdo en algo actúe con inteligencia, reflexione sobre el punto y después exprese sus comentarios en el momento y a la persona adecuada. Esto le ayudará a ser más sencillo y participativo logrando un verdadero trabajo en equipo.
2. Orden y responsabilidad
Un equipo de trabajo es un sistema en el que todos se ven afectados de alguna manera por los actos particulares. Por eso, en la medida en que sea ordenado en su puesto de trabajo y responsable a cabalidad de sus funciones, ayudará a que otros también lo sean, además permitirá que los procesos laborales fluyan de forma eficiente.
3. Respeto
El respeto se entiende mejor cuando procuramos tratar a los demás de la manera en que deseamos ser atendidos, saludar, emplear un vocabulario adecuado, pedir las cosas amablemente, dejar el sanitario en perfectas condiciones después de usarlo y evitar inmiscuirse en la vida privada de los demás, son formas de vivir este valor en la oficina.
Es de suma importancia evitar un ambiente donde se murmura y crítica a espaldas de los interesados, respecto a su trabajo o la vida personal, costumbres y modo de vestir. Si no se puede decir algo positivo, lo mejor es callar.
4. Decencia
Se debe evitar a toda costa la coquetería con los compañeros de trabajo. Las buenas relaciones nunca deben dar lugar a comentarios que hagan dudar de su prestigio personal. Cuidar la forma de vestir y las posturas provocativas. La atención y el trato que debemos a los demás, jamás deben confundirse con caricias o familiarismos que no corresponden al lugar ni a la relación profesional que impera.
5. Servicio
La convivencia se hace más agradable cuando existe la ayuda mutua: adelantarse a servir el café, colaborar en el trabajo de los demás, ofrecerse a buscar unos documentos, ceder un lugar a la hora de la reunión o limpiar un desperfecto en las áreas comunes, son pequeñas acciones que todos agradecemos.
Lo más difícil es pasar de la teoría a la práctica, del entusiasmo al esfuerzo continuo, pero sobre todo, reconocer que en todo lugar y en medio de nuestras actividades cotidianas, existe la oportunidad de vivir los valores de manera natural.
En verdad existen oficinas donde se respira armonía y tranquilidad, pero siempre se cuenta con el empeño individual por hacer del trabajo un lugar agradable.
Las buenas costumbres y atenciones a todos nos agradan y basta que una persona viva los valores para comenzar a contagiar a los demás y dar ejemplo, esa es la clave de la buena convivencia y de las relaciones perdurables.
Artículo originalmente publicado por lafamilia.info