Queridos hermanos y hermanas, he pensado a menudo cómo la Iglesia puede hacer más evidente su misión de ser testigo de la misericordia. Es un camino que comienza con una conversión espiritual. Por esto he decidido convocar un Jubileo extraordinario que tenga en su centro la misericordia de Dios. Será un Año Santo de la Misericordia. Lo queremos vivir a la luz de la palabra del Señor: “Sed misericordiosos come el Padre” (cfr Lc 6,36).
Este Año Santo comenzará en la próxima solemnidad de la Inmaculada Concepción y concluirá el 20 de noviembre de 2016, Domingo de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo y rostro vivo de la misericordia del Padre. Confío la organización de este Jubileo al Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, para que pueda animarlo como una nueva etapa del camino de la Iglesia en su misión de llevar a toda persona el Evangelio de la misericordia.