Promulgados nuevos decretos sobre milagros, martirios y virtudes heroicas
El Santo Padre Francisco ha recibido esta mañana en audiencia al cardenal Angelo Amato, S.D.B., Prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos y ha autorizado la promulgación de nuevos decretos sobre milagros, martirios y virtudes heroícas.
Entre ellos, se encuentran 21 mártires de la Guerra Civil española. Se trata de los maritirios de Fidela (en el siglo Dolores Oller Angelats) y dos compañeras, religiosas profesas del Instituto de las Hermanas de San José de Gerona, asesinadas por el odio a la fe, entre el 26 y el 29 de agosto de 1936, durante la guerra civil española y de Pio Heredia Zubia y 17 compañeros y compañeras, de las Ordenes Cisterciense de la Estrecha Observancia (Trapistas) y de san Bernardo, asesinados por el odio a la fe, en 1936, durante la guerra civil española.
Dolores Oller Angelats
María Dolores Oller Anglats (Fidela), Josefa Monrabal Montaner y Catalina Margenta Roura (Facunda) fueron asesinadas el 30 de agosto de 1936 en la localidad valenciana de Xeresa.
La Madre Fidela Oller, ejerció el apostolado con los enfermos la mayor parte de su vida como Religiosa. En 1927 fue trasladada a Gandía para fundar una casa del Instituto de las Religiosas de San José de Gerona y fue nombrada Superiora de la comunidad.
La Madre Josefa Monrabal, tras profesar sus votos en 1931 fue destinada a la localidad castellonense de Villareal donde comenzó su trabajo con los enfermos. La propia Religiosa confesó a sus compañeras su gran deseo de "ser mártir, ofrecer la vida por la conversión de los pecadores y la salvación de España".
La Madre Facunda Margenat, nacida en Gerona en 1876, ejerció su apostolado al servicio de los enfermos "por quienes sentía una extraordinaria compasión". En 1929 fue destinada a Barcelona. Mientras asistía a un enfermo, los milicianos entraron en su casa, era finales de agosto y se la llevaron a rastras.
Pio Heredia Zubia
La represión en Santander durante la Guerra Civil fue especialmente cruel. En el faro del Cabo Mayor serían arrojadas más de un centenar de personas atadas con una piedra, bien desde las rocas, bien desde barcas.
Pese a las incomodidades provocadas por los milicianos (cacheos, amenazas de muerte, etc.), los monjes mantuvieron la vida regular hasta el 20 de agosto, cuando la iglesia fue clausurada, y todavía hasta el 8 de septiembre, pues pudieron proseguirla en las otras dependencias del monasterio.
13 frailes sería serían martirizados en tres grupos distintos, y otros cuatro, habiendo podido marchar, fueron finalmente también asesinados en distintas circunstancias.
Según explica Santiago Cantera, monje benedictino: “Antes de ingresar en prisión, sufrieron las burlas y mofas de las turbas y los gritos pidiendo su muerte: “¡Al faro! ¡Mueran los c uras! ¡Abajo los frailes!” La serenidad y el recogimiento de los monjes fueron siempre modélicos y mantuvieron una intensa vida de piedad, incluso con el estremecedor canto de la Salve cisterciense en voz baja; en todo momento, el ejemplo dado por el P. Pío era fundamental para los demás.
Otros decretos:
-Siervo de Dios Tshimangadzo Samuel Benedict Daswa (Bakali), laico, asesinado por el odio a la fe, el 2 de febrero de 1990 en Mbahe (Sud África).
Virtudes heroicas
-Siervo de Dios Ladislao Bukowinski, sacerdote diocesano ucraniano (1904-1974).
-Siervo de Dios Aloysius Schwartz, sacerdote diocesano americano, fundador de las congregaciones de las Hermanas de María de Banneux y de los hermanos de Cristo (1930-1992).
-Sierva de Dios Cointa Jáuregui Osés, monja española, profesa de la Sociedad de María Nuestra Señora (1875-1954).
-Sierva de Dios Teresa Gardi, laica italiana, de la Tercer Orden de San Francisco (1769-1837).
-Siervo de Dios Luis De Trelles y Nuogerol, laico español, fundador de la Adoración Nocturna en España (1819-1891).
-Sierva de Dios Elisabeth Maria Satoko Kitahara, laica japonesa (1929-1958).
-Sierva de Dios Virginia Blanco Tardío, laica boliviana (1916-1990).