Tomás Becket nació en Londres el 21 de diciembre de 1118 y murió mártir el 29 de diciembre de 1170, por defender los derechos de la religión católica.
Ya desde diácono llamaban la atención su carácter alegre y su laboriosidad. Siempre decía la verdad, con educación pero con franqueza.
El rey Enrique II de Inglaterra lo nombró Lord Canciller, puesto que había logrado que hubiera buena relación diplomática entre el papa Eugenio III y el monarca.
Unas palabras proféticas
En 1161 murió el arzobispo Teobaldo y el rey propuso como nuevo arzobispo a Tomás. Este le respondió:
"Si acepto ser arzobispo me sucederá que el rey que hasta ahora es mi gran amigo, se convertirá en mi gran enemigo".
Así ocurriría.
Y es que Tomás decidió defender a la Iglesia siempre, por encima de los afanes del poder terrenal.
Fue ordenado sacerdote y consagrado como arzobispo. Su vida como obispo era digna de admiración.
El rey Enrique comenzó a notar que no controlaba a la Iglesia porque Becket exigía la separación entre el poder civil y el eclesiástico.
Entonces promulgó una ley por la que la Iglesia quedaba sujeta al gobierno civil.
Desterrado por su amigo
El arzobispo se negó a aprobar esa ley y fue desterrado de Inglaterra. Seis años más tarde, el papa Alejandro III medió a favor de Tomás Becket y este pudo volver a su país. Parecía que Enrique y Tomás volvían a ser amigos.
A su regreso, el 1 de diciembre de 1170, Tomás Becket llegó como “Delegado del Sumo Pontífice” y fue aclamado por las gentes a su paso hasta la catedral de Canterbury.
Asesinato en la catedral
Pero el rey volvió a hacer caso de los envidiosos que vertían insidias sobre Tomás Becket. Hasta tal punto que exclamó:
"No podrá haber más paz en mi reino mientras viva Becket. ¿Será que no hay nadie que sea capaz de suprimir a este clérigo que me quiere hacer la vida imposible?".
Aquel mismo mes, el 29 de diciembre, Becket estaba orando junto al altar de la catedral cuando se presentaron cuatro hombres y lo acuchillaron. Moribundo, Tomás pudo decir aún:
Muero gustoso por el nombre de Jesús y en defensa de la Iglesia católica.
Acababa de cumplir 52 años.
El papa Alejandro III, sabiendo que el rey Enrique había instigado el crimen, lo excomulgó.
Este enseguida mostró un gran arrepentimiento por haber mandado matar a su amigo. Hizo dos años de penitencia y a partir de entonces facilitó la buena relación entre la Iglesia y el Estado.
La noticia del asesinato de Tomás Becket corrió por toda Europa.
Tres años después de su muerte, el Papa lo declaró santo a causa del martirio sufrido y porque se habían producido muchos milagros por su intercesión.
Santo Tomás Becket es venerado tanto en la Iglesia católica como en la anglicana.
Santo patrón
Tomás Becket es patrono del clero secular.
Oración colecta de la misa
Oh, Dios, que has concedido al mártir santo Tomás Becket entregar su vida con grandeza de alma por causa de la justicia, concédenos, por su intercesión, estar dispuestos a dar nuestra vida por Cristo en este mundo para poder recuperarla en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.